Ad portas de definir el rol que jugará en el primer año de gobierno está la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Aunque el haber sido la primera organización en reunirse con los ministros de Hacienda y Trabajo es una buena señal para Bárbara Figueroa, presidenta de la multisindical, no duda en señalar que alzará la voz cuando sea necesario. Anticipa que este 11 y 12 de abril la multisindical realizará un consejo ampliado, donde determinarán la estrategia que seguirán en el debate por el salario mínimo y las demandas que realizarán este 1 de mayo.

Se ha visto una relación cercana entre la CUT y el gobierno, pero usted ha dicho que se movilizarán si es necesario ¿Cuánto tiempo le darán al Ejecutivo?

El margen de tiempo y la planificación más específica la vamos a ver en el consejo ampliado que tenemos el próximo fin de semana. Pero la CUT no tiene los mismos tiempos que el gobierno. Ellos tienen cuatro años y nosotros creemos que es posible avanzar antes de eso. Mucho va a depender de cómo avancen las reformas laborales comprometidas para los 100 primeros días, como el fin al multirut.

¿Exigirán un nuevo Código del Trabajo o se conformarán con las medidas anunciadas?

Entendemos que lo que el programa señala es un piso básico; el pilar fundamental, que es fortalecer el sindicalismo y la negociación colectiva. Eso debe ser base para una nueva institucionalidad laboral que significa un nuevo Código del Trabajo y protección para los trabajadores del sector público, así como normas para trabajadores urbanos y rurales.

¿Entonces un nuevo Código ya no es prioridad para la CUT?

Es que esa es un tarea bien ambiciosa y potente, porque es construir una institucionalidad que no existe. Claro que va a requerir tiempo, pero necesita avances hoy. Y en ese marco hay avances que están en el programa de gobierno.

Desde la premisa de que los recursos son limitados, ¿Qué medida sería para ustedes un fracaso que no lograra concretar el Ejecutivo?

Será un fracaso si el gobierno no cumple con su programa laboral. Porque con el programa estamos hablando de mínimos, no de máximos. Si no se logra avanzar sería un fracaso para la lucha contra la desigualad. Las reformas laborales son las más postergadas de los últimos 40 años.

En este contexto ¿tiene sentido seguir dialogando con la CPC, si el gobierno tiene mayoría en el Congreso para aprobar lo que quiera?

Tiene que ver con la legitimidad de las reformas, que no queden sólo en la formalidad de ser ley, sino que efectivamente se detengan los abusos. Para eso se necesita que el mundo empresarial las valide.

¿En qué estado están esas conversaciones con el empresariado y qué espera la CUT?

Me imagino que en algún momento será la propia autoridad la que nos convoque. Creo que sería lo mas lógico, porque instancias de debate con el empresariado ya hemos tenido. Hoy, más que seguir construyendo instancias de diálogo bipartito, uno espera que el Estado sea un actor incumbente, que su programa se cumpla, pero con la participación de los actores (...) Por lo que nos dijo la ministra, lo más probable es que se constituya un espacio de diálogo desde el propio Ejecutivo.

Pero indudablemente hay puntos, como el fin al reemplazo en huelga, donde la CUT tiene una postura lejana a la de la CPC. ¿Están dispuestos a ceder por consensos?

Lo que está en el programa es lo mínimo y no es a todo lo que la CUT aspira. Frente a eso, ni el gobierno ni la CUT están dispuestos a que sea negociado. Cada quién evaluará lo que hay que jugar en este período.

¿Está en un buen momento la relación entre trabajadores y empleadores?

Es un proceso que se ha ido construyendo, caminando...

¿Es relación frágil o sólida?

La relación siempre va a estar medida por la voluntad de las partes. Entonces no es ni frágil ni consolidada, porque las partes y el contexto influyen. Me quedo con que hay disposición de las contrapartes a ser contribuyentes de los procesos que quiere impulsar el gobierno y desde ese punto de vista tenemos que entendernos.

¿Qué opina del empresariado?

Distingo entre el empresariado local y el transnacional. El nacional es responsable, capaz de pensar en el país, tiene un sentido de pertenencia y más voluntad de construir diálogo. Lo que no significa que no haya abusos, pero es una voluntad distinta. A diferencia de lo que uno puede ver en grandes cadenas, capitales que vienen, invierten, extraen y se van, sin hacerse cargo de los trabajadores.

SALARIO MINIMO

En el contexto de la buena relación entre el gobierno y la CUT. ¿Será este 1 de mayo más tranquilo?

No sé si más tranquilo, esperamos que sea más masivo. Queremos que sea un gran momento para los trabajadores. No sólo queremos hablar de nuestras demandas, como un nuevo sistema de pensiones, sino que también imponernos como movimiento sindical en otros debates como la reforma educacional. Queremos dar una señal potente del rol que vamos a jugar, y que el gobierno se dé cuenta que debe dar celeridad a la reforma laboral. No será una cuestión fácil: No es que porque ganó la Nueva Mayoría el ciclo va a ser de prosperidad y de progreso.

¿Qué les parece el anuncio de una AFP estatal?

No somos partidarios de una AFP estatal, pero entiendo que cuando la ciudadanía se pronuncia, no soy quién para decirle al gobierno que no cumpla con su programa.

¿Por qué no está de acuerdo?

Porque sirve sólo para hacerse cargo de los sectores más vulnerables que el sector privado no ha querido tomar. Queremos un debate donde podamos abrirnos a la posibilidad de terminar con el sistema de AFP, pues no funcionó.

En junio deberán discutir sobre salario mínimo con el gobierno. Ustedes han pedido $ 250 mensual, pero el programa de gobierno plantea llegar a esa cifra el próximo año ¿Existe posibilidad de acuerdo?

Está claro que si entramos en un debate de cifras no vamos a llegar a acuerdo. Pero no es necesario que tengamos que coincidir en la cifra; sí que entendamos que es un debate importante, porque en Chile no está garantizada la negociación colectiva. Si lo estuviera, el salario mínimo disminuiría su impacto, porque los trabajadores tendrían mayor capacidad de negociación propia.

¿Le resta importancia a la discusión del guarismo?

No, pero si no damos el salto de fondo podemos llevarnos cinco o seis años más debatiendo cifras y no haciéndonos cargo del problema de fondo. Espero que exista voluntad para eso, para entrar en el debate de si esa familia sale o no de la pobreza. Hay que construir instancias de diálogo para ver si el salario mínimo es igual a que el trabajador deje de ser pobre. Y eso en Chile no pasa. Tienes empleo, pero no dejas de ser pobre.

¿Les interesa llegar a acuerdo o no transarán con los $ 250 mil?

Vamos a estar disponibles al diálogo, si no, no tendría sentido que habláramos del tema. Pero la CUT no ha hecho una definición institucional de cómo va a enfrentar el salario mínimo, pese a que los $250 mil ya está más que instalado.