Es el partido que tiene la atención de todo el orbe. Es el gran clásico del mundo, ese enfrentamiento que los fanáticos no pueden perderse. Hoy, a las 15.45 horas de Chile, el Real Madrid se mide ante el Barcelona en el estadio Santiago Bernabéu, en un cotejo que puede definir el desenlace de la liga española. Si se imponen los merengues, le darían a su archirrival un golpe de nocaut. Si vencen los azulgranas, mantienen la ilusión de quedarse con el título tras su eliminación de la Champions League.
Lo cierto es que el Barcelona llega al clásico con dudas. Ya se sabe que Luis Enrique partirá de la institución al final de la temporada, y también se anticipa una fuerte reestructuración en el plantel. Pero, además, durante esta campaña, la solidez defensiva que acostumbraba transmitir el elenco culé se esfumó. Adelante no hay problemas. Son el cuadro más goleador de la liga, con 91 tantos. Pero el lío es atrás.
El equipo se muestra particularmente frágil en la defensa (eso quedó de manifiesto explícitamente en los partidos con el PSG, en París, y contra la Juventus, en Turín). Exclusivamente en La Liga, ha recibido 30 goles en 32 partidos. Con ello, el Barça tiene la defensa más batida en el torneo local de las últimas cinco temporadas (a esta misma altura en la campaña 2012-2013 recibieron 33). En la liga anterior, tras 32 jornadas, encajaron 27 goles, mientras que en la pasada (2014-2015), sólo 19. Las últimas dos mencionadas fueron con Claudio Bravo en la portería.
Si se amplía el rango de análisis, se puede decir que el Barcelona tiene hoy la tercera peor defensa de sus últimas 10 ligas.
De manera pública, los mismos protagonistas han manifestado esto. Luego del triunfo sobre la Real Sociedad por 3-2, del 15 de abril, Gerard Piqué dijo que el equipo "no se siente sólido ni con tres ni con cuatro defensas". "No estamos en nuestro mejor momento de confianza. Si te ves sólido, todo es diferente", agregó esa vez el catalán.
Luego de la desastrosa presentación en París por la Champions, Luis Enrique decidió dar un cambio al dibujo clásico (4-3-3) y apostar por el 3-4-3. Con esa nueva cara, los sacrificados fueron los laterales (sobre todo Jordi Alba) para alinear en la zaga con el trío Mascherano-Piqué-Umtiti. Esa alternativa táctica ha sido la más utilizada en los últimos meses, pero también supuso un mayor riesgo, al quedar los tres centrales muy expuestos a un ataque rival. Además de Jordi Alba, otros ilustres excluidos son los laterales Aleix Vidal y Lucas Digne, quienes tienen un papel completamente secundario en la escuadra catalana.
Hoy, el Barcelona se juega el gran objetivo que le queda en la temporada (también le resta la final de la Copa del Rey, con el Alavés). La duda es la presencia de Neymar. Pese a que fue castigado con tres partidos por su expulsión en Málaga (le faltan dos), el club envió un recurso al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) reclamando la suspensión cautelar de la sanción por dudas sobre su vigencia. El TAD respondió que la sanción es efectiva, aunque el Barça espera una respuesta formal. Neymar viaja con la delegación.