Barcelona se transforma desde hoy en la capital mundial del cómic
<p>El Salón del Cómic fue inaugurado hoy por Milo Manara, famoso por unir erotismo y política en sus dibujos, y que ha trabajado con cineastas como Federico Fellini y Alejandro Jodorowsky. </p>
El
Salón del Cómic de Barcelona
se abrió hoy con la presencia del dibujante italiano
Milo Manara
, cuyo erotismo y crítica de la hipocresía social han caracterizado su larga trayectoria, en la que ha unido su talento a nombres como
Federico Fellini
y
Alejandro Jodorowsky
.
La 26° edición de salón español ha concedió hoy protagonismo, durante su jornada inaugural, a Manara (1945), una de las grandes figuras del cómic internacional y fácilmente reconocible por el tono erótico de sus trabajos.
El autor se acercó al cómic a los veinte años y en su producción inicial se combinaban diversas historietas eróticas de bolsillo con trabajos de militancia izquierdista.
Según explicó hoy en Barcelona, ese erotismo surgió como "una especie de denuncia política", en especial si se tenía en cuenta lo difícil que era hacer cómic erótico a finales de los años 60 del siglo pasado.
Con el tiempo reconoce "esa parte subversiva se ha ido perdiendo en mi obra, puesto que con la irrupción de los grandes medios de comunicación el erotismo se ha convertido en algo más lúdico y de entretenimiento".
En el trasfondo de la denuncia que pretendía transmitir Manara estaba la evidencia de una actitud hipócrita: "el erotismo criticaba en mi primera obra la diferencia entre el vicio privado y la virtud pública".
Pese al tono de sus dibujos el autor asegura que nunca ha sentido la censura, aunque confiesa que "siempre alcanzaba un acuerdo con el editor para no sobrepasar determinados límites, sobre todo con Barbarella".
Manara advierte que no pretende que sus figuras femeninas sean realistas: "para mí son unos personajes sacados de la Commedia dell'Arte, y por eso sus rasgos aparecen siempre exagerados".
Una de las exposiciones centrales de la presente edición del Salón de Barcelona se centra en la relación entre Manara y su compatriota, el director de cine italiano Federico Fellini (1920-1993), que incluye una serie de ilustraciones y páginas de cómic de su trabajo común, Viaggio a Tulum, que fue el último guión del cineasta y que no llegó a ser filmado.
El director de la Comicon de Nápoles y comisario de esa exposición, Claudio Curcio, considera que "la relación Manara-Fellini es posiblemente la más fructífera que se haya dado nunca entre el séptimo y el noveno arte", como cataloga al cada vez más pujante mundo de las viñetas.
Consultado por ese vínculo estrecho, Manara dice que en su trabajo conjunto "Fellini actuaba como si fuera el director y yo como el resto del equipo".
Según Manara, el cineasta "hacía el guión y yo el storyboard y posteriormente él hacía sus aportaciones sobre los dibujos".
Se siente especialmente orgulloso de aquel trabajo con un "genio" como Fellini: "discutíamos a veces, pero al final él siempre acababa teniendo la razón", admite.
Subraya entre sus grandes trabajos la reciente historia de Los Borgia con guión de Alejandro Jodorowsky, en la que tuvo "suficiente tiempo para dibujar las viñetas con óleos, un auténtico lujo, pues habitualmente recibimos los encargos con pocos días de antelación y nos vemos obligados, por razones de tiempo, a trabajar con acuarela".
En la primera jornada del salón, otro de los invitados importantes ha sido el veterano experto en efectos especiales estadounidense
Ray Harryhausen
, participante en filmes clásicos del género de ciencia ficción y fantástico como Los Siete Viajes de Simbad (1958), Los Tres Mundos de Gulliver (1960), Jason y los Argonautas (1963) o Hace un Millón de Años (1966).
Harryhausen (1920) se ha mostrado especialmente crítico con los actuales efectos especiales que dominan la escena cinematográfica: "no me interesan los efectos que se hacen ahora, porque antes se utilizaban para explicar una historia y ahora se emplean para complicar las cosas".
Aunque después de la Segunda Guerra Mundial llegó a dirigir pequeños cortometrajes, Harryhausen ha asegurado que nunca sintió la necesidad de ser el director de sus propias películas, "porque en Estados Unidos no existía el director que hay en Europa, una figura emblemática que controla todo el proyecto".
EFE
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