La idea ya rondaba por los vecinos tras la declaración del barrio como Zona Típica en enero de 2009. Sin embargo, fue hace sólo unos meses, cuando una vecina decidiera heredar todas sus fotografías, cartas, loza, mobiliario y demás pertenencias al centro cultural El Sitio de Yungay, que su presidente, José Osorio, decidiera iniciar en marzo la creación de un museo comunitario, el primero de su especie en la Región Metropolitana.

"Albergará las historias y memoria tangible de los más de 60 mil santiaguinos que residen en este sector de la capital, fundado en 1839", cuenta Osorio.

La primera donante vivió más de siete décadas en el barrio. María Sancifrián llegó a los ocho años junto a su familia a la calle Compañía, huyendo de la Guerra Civil Española, y falleció a comienzos de enero. "Nunca se casó ni tuvo hijos, así que para ella los vecinos eran su familia. Era una mujer muy sociable y lectora, amiga de mi madre, buena para fumar en las tertulias del emporio de la familia Chau de la misma calle, conversando de lo humano y lo divino con un acento que nunca perdió, pese a haber llegado tan niña. El barrio era su mundo", comenta Rosario Carvajal, residente desde hace 42 años en el sector y presidenta de la Asociación Chilena de Barrios y Zonas Patrimoniales.

A fines del año pasado, obtuvieron un Fondo de Cultura de casi $ 10 millones, en la línea de conservación y difusión del patrimonio cultural. "Es el primer empuje para realizar las tareas de catastro, investigación, registro audiovisual y fotográfico de cada uno de los objetos, además de la habilitación del espacio para la muestra", comenta Osorio. El museo tendrá lugar en la Junta de Vecinos, una casona de 580 m² en calle Herrera. La entrega completa del inmueble se concretará a comienzos del próximo mes.

Para el centro cultural, contar el legado de esta refugiada española como muestra permanente -que estiman abrir al público durante el segundo semestre- es significativo, puesto que estas calles se han caracterizado por albergar historias de inmigraciones a lo largo de sus 175 años. "María es reflejo de una historia que vivieron Sarmiento, Domeyko, los Caffarena -entre otros- y hoy diversos inmigrantes provenientes de Latinoamérica. Creemos que es importante abrir una perspectiva hacia la integración y combatir los chovinismos", agrega.

DESAFIOS

El encargado del Area de Gestión y Proyectos de la Subdirección de Museos de la Dibam, Mario Castro, cree positivo el hecho de que una comunidad se dedique a construir su propia museografía, no obstante, "su principal desafío es hacerlo sustentable a lo largo del tiempo y no convertirlo simplemente en una casa de antigüedades. Tiene que irse revitalizando, con exhibiciones de forma continua y una vinculación de cada objeto con la historia general que queremos narrar. Hoy, los museos compiten con un sinnúmero de atracciones en una sociedad poco acostumbrada a visitarlos".

Al respecto, el académico de la Facultad de Patrimonio de la Universidad SEK Luis Alegría -vinculado al proyecto- cuenta que esta experiencia, inspirada en museos comunitarios de México, Argentina, Perú y el museo del barrio afroamericano de Anacostia, en Washington D.C, "será un espacio abierto y dinámico, donde el aporte de los vecinos es clave. Lo novedoso de estos museos es que es la ciudad quien cuenta su historia, con su propia voz, no a través de terceros".