El presidente sirio Bashar Al Asad descartó, una vez más, dejar el poder y fustigó el apoyo británico a los insurgentes, que este domingo tomaron prácticamente el control de la academia policial de Alepo matando a 34 soldados, muestra de que el conflicto que estalló hace casi dos años no desfallece.

En una entrevista que publicó este domingo The Sunday Times, Asad descartó ceder el poder pero se dijo dispuesto a dialogar con los opositores si estos aceptan dejar las armas, en momentos en que la ONU se dijo dispuesta a  "facilitar un diálogo" entre el gobierno y la oposición siria.

"Estamos dispuestos a negociar con todos, inclusive con los activistas que depongan las armas", aseguró el mandatario. "Podemos dialogar con la oposición, pero no podemos entrar en diálogo con los terroristas", añadió.

A finales de febrero, el ministro sirio de Relaciones Exteriores, Walid al  Muallen, evocó por primera vez la posibilidad de entablar un diálogo con los rebeldes armados para poner fin al conflicto que, según la ONU, ha cobrado la vida de más de 70.000 personas y provocado el exilio de cerca de un millón de  sirios.

A fin de resolver el conflicto en Siria, los occidentales, varios países árabes, Turquía y la oposición siria piden la salida de Asad del poder.

"Ningún patriota puede pensar en vivir fuera del país. Soy como todos los patriotas sirios", dijo Asad, excluyendo dejar el poder y partir al exilio.

Dejar el poder no resolvería la crisis actual en Siria, estimó el presidente.

"Si este argumento fuera correcto, mi partida pondría fin a los combates. Esto es claramente absurdo, como lo demuestran los precedentes recientes en Libia, Yemen y Egipto", señaló.

Irán, su principal aliado regional, aseguró el sábado que Bashar al Asad participará en las próximas elecciones presidenciales previstas en 2014 en Siria.

"Al igual que otros, el presidente Asad participará en las próximas elecciones, y el pueblo sirio elegirá a quien quiera" como presidente, dijo el jefe de la diplomacia iraní, Ali Akbar Salehi, en una rueda de prensa junto a su homólogo sirio.

El presidente sirio lamentó las pérdidas humanas provocadas por el conflicto, señalando que "miles de familias han perdido a sus seres queridos y que por desgracia seguirán sintiendo ese dolor durante años. Nadie puede sentir su dolor más que nosotros", agregó.

En tanto, este domingo el líder de la coalición opositora siria, Ahmed Moaz al Jatib, efectuó su primera visita a Siria, trasladándose a la región de Alepo controlada por la rebelión, indicó un dirigente de la  oposición.

"Ahmad Moaz al Jatib entró a Siria durante algunas horas el domingo en la mañana por primera vez desde que se convirtió en el jefe de la coalición" (Consejo Nacional Sirio) en noviembre, declaró ese responsable que pidió no ser identificado.

De acuerdo con el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH, con sede en  Gran Bretaña), el domingo la violencia dejó un saldo de por lo menos 183 muertos (84 soldados, 75 rebeldes y 24 civiles) en todo el país.

La madrugada del domingo, "los rebeldes tomaron grandes sectores de la escuela de policía situada en la localidad de Jan al Assal durante enfrentamientos violentos que habían estallado hace ocho días", precisó el OSDH.

En los ochos días de combates por el control de la academia policial murieron unos 200 soldados sirios y rebeldes, indicó el OSDH.

Más al norte, combatientes del Frente yihadista al-Nosra y de otros grupos rebeldes tomaron el control de una cárcel en la provincia de Raqa, cerca de la frontera con Turquía, liberando a "cientos" de prisioneros, afirmó el OSDH, añadiendo que el ejército se retiró del penitenciario.