El presidente de Siria, Bashar al Asad, recibe mensajes a través de terceras partes sobre los bombardeos aliados contra posiciones de los yihadistas del Estado Islámico (EI), según afirmó en una entrevista con la cadena BBC.
Al Asad dijo que su Gobierno no quiere dialogar con las autoridades estadounidenses sobre el EI porque, en su opinión, "ellos no hablan con cualquiera, a menos que sea un títere", en referencia a líderes árabes que respaldan los ataques.
No obstante, el mandatario sirio admitió que su Gobierno ha estado recibiendo información de manera indirecta, a través de terceras partes, como Irak, sobre las actividades que llevan a cabo aviones de guerra de Estados Unidos y de países árabes.
"A veces transmiten un mensaje, un mensaje general, pero nada táctico. No hay diálogo. Hay, digamos, información, pero no hay diálogo", insistió Al Asad en la entrevista con la cadena británica.
Negó también cualquier posibilidad de unirse a la coalición para combatir al EI en Siria.
"No, definitivamente no, y no tenemos la voluntad ni queremos, por una simple razón, porque no podemos estar en una alianza con un país que apoya el terrorismo (...) porque estamos combatiendo el terrorismo", añadió Al Asad sobre la oposición siria.
Entre otras cosas, el presidente negó que sus fuerzas hayan lanzando de manera indiscriminada bombas de barril -cargadas con explosivos, clavos y otros tipos de metralla- contra áreas rebeldes, causando la muerte de miles de civiles.
"Tenemos bombas, misiles y balas. No hay bombas de barril, no tenemos (bombas) de barril", insistió Al Asad.
"Cuando disparas, apuntas, y cuando disparas, cuando apuntas, apuntas a los terroristas a fin de proteger civiles. No puedes tener una guerra sin bajas", agregó.
Las organizaciones humanitarias han denunciado que las bombas de cañón son generalmente lanzadas desde helicópteros, que al parece sólo las fuerzas del Gobierno sirio utilizan, desde gran altitud, lo que hace imposible dar con el blanco de manera precisa.
Se estima que más de 170.000 personas han muerto desde el comienzo del conflicto en Siria, en marzo de 2011, de los que una tercera parte son civiles.