El Bayern Múnich se coronó como campeón de la Bundesliga por 27ª vez en su historia, además de obtener su quinto título liguero consecutivo. Arturo Vidal estuvo en el banco todo el partido, pero igualmente puede celebrar su 16ª corona personal, que considera tres coronas nacionales, dos Copa América, siete trofeos con la Juve (incluye una Copa Italia y dos Supecopa Italiana) y cuatro con su actual equipo.
Solo necesitaba ganar. El Leipzig, segundo en la tabla, empató como local un partido clave. Un empate que le permitía cerrar el campeonato tres fechas antes al Bayern. Y así lo hizo, imponiendo términos desde el primer minuto.
No venían desplegando su mejor juego. El bajón futbolístico se transformó en la eliminación tanto de la Champions League como de la Copa de Alemania, así como en el empate del fin de semana pasado. No obstante, la Bundesliga les pertenece. La diferencia entre el cuadro dirigido por Carlo Ancelotti y sus rivales es abismal, que cuando se reduce es principalmente por responsabilidad propia y no por méritos ajenos.
Esa desigualdad comenzó a plasmarla Alaba a los 19' con un gran tiro libre. Vidal, desde el banco, observaba el juego con decepción. Su cara denotaba grandes deseos de jugar un partido que significaría su 16º título como profesional.
A los 36' y 45' Lewandowski aumentaría la ventaja para el Bayern y alcanzaría el primer puesto en la tabla de goleadores, con 28 tantos. Robben, ya en el segundo tiempo, anotaría el suyo tras jugada personal que significaría el 4-0 a los 66'.
En el minuto 78 Luis Gustavo fue expulsado por doble amarilla, pero el jugador del Wolfsburgo tuvo que salir empujado por sus compañeros tras encarar violentamente al árbitro.
Justo cuando quedaban diez minutos para el pitazo final, Müller también se haría presente en un marcador que se asemejaba al número de Bundesligas que llevan conseguidas de manera consecutiva
El sexto estaría a cargo de Kimmich a falta de cinco minutos, tras un buen centro de Robben.