La revolución de las aerolíneas de bajo costo cambió la manera de viajar de europeos y norteamericanos hace más de una década.
La pregunta que muchos se hacen es si ya llegó la hora de que pase lo mismo en América Latina.
1.000 kilómetros es la distancia aproximada que hay entre Londres y Berlín.
Esa misma es aproximadamente la distancia que hay entre Lima y La Paz.
Un vuelo de ida y regreso entre las capitales británica y alemana se conseguía esta semana en el portal de una conocida aerolínea de descuento europea a unos US$70, según pudo constatar BBC Mundo.
Pero un boleto de avión para las mismas fechas entre la capital peruana y la sede del gobierno boliviano costaba más de siete veces más, unos US$550, según uno de los principales portales de compra de boletos en internet.
Y si bien algunas aerolíneas de descuento ya empiezan a operar en países como México y Colombia para vuelos internos, está claro que esa revolución apenas comienza.
Competencia
El caso europeo ha sido particularmente dramático. No hace tanto tiempo que la expresión "jet-set" denotaba un nivel de exclusividad que hablaba de los altos costos de viajar en avión.
Pero desde la década de los 90 Ryanair y otras competidoras como Easyjet han conseguido rebajar los precios en vuelos europeos a niveles que habrían sido considerados casi milagrosos apenas años antes.
Esas firmas europeas siguieron a su vez el modelo que inauguró en Estados Unidos la aerolínea Southwestern. Y que ahora siguen otras firmas como Spirit y Jetblue.
"En América Latina las tarifas siguen siendo bastante altas comparadas con trayectos de distancias similares en otras partes del mundo", le dice a BBC Mundo el consultor en temas aeronaúticos Carlos Ozores, de la firma ICF International.
¿Las razones? "Tiene que ver con tasas impositivas elevadas en muchos casos. También el grado de competencia en América Latina, ya sea de otras aerolíneas o de otros modos de transporte, es inferior", señala Ozores.
Adicionalmente, uno de los componentes centrales del modelo de las aerolíneas de bajo costo es el uso de aeropuertos alternos que cobran menos a las empresas.
"En Europa hay aeropuertos secundarios por todas partes mientras que en América Latina tienen que volar a los aeropuertos principales, generalmente congestionados", asegura el consultor.
De largo alcance
Otros aspectos de la operación de las aerolíneas de bajo costo también encuentran dificultades particulares en América Latina.
La situación ideal para estas empresas es poder realizar varios viajes cortos por día, lo que permiten emplear al máximo las aeronaves, reduciendo los costos promedio, lo que les permite a su vez ofrecer boletos más baratos a los usuarios.
Esta situación es más dificil de lograr para vuelos entre las capitales latinoamericanas. Tratándose de vuelos internacionales, los trámites aduaneros y de otras formas de control gubernamental pueden demorar la operación de aviones más que en vuelos dentro de Estados Unidos o de la Unión Europea, una región que ha eliminado muchos de los trámites internos.
"La aerolínea de bajo costo utiliza sus aviones de un modo mucho más intensivo en la aviación doméstica que en los vuelos internacionales", le dice a BBC Mundo el experto estadounidense en la industria de las aerolíneas Robert Mann.
"Los clientes esperan a los aviones en vez de los aviones esperar a los viajeros", afirma el especialista.
Esto ayudaría a explicar que varias de las empresas de bajo costo que han empezado en la región, como Viva en Colombia, estén privilegiando los vuelos internos frente a rutas internacionales cortas, que siguen siendo caras.
Adicionalmente, muchas rutas entre capitales latinoamericanas requieren vuelos de gran distancia.
Por ejemplo, un vuelo entre Bogotá y Buenos Aires toma seis horas y media.
Los expertos señalan que en esos vuelos tan largos, los usuarios están menos dispuestos a soportar los niveles reducidos de servicio en cabina típicos de las aerolíneas de bajo costo.
El futuro
Los anteriores elementos hacen dificil, pero no imposible, que los precios del transporte aéreo bajen en la región a un nivel como el que se ha experimentado en Norteamérica o Europa.
Ozores sugiere un escenario posible en el que las aerolíneas principales ensayan con formatos de bajo costo para algunos recorridos muy atractivos para el turismo masivo -por ejemplo, a Cancún- mientras que retienen su formato tradicional, y sus precios elevados, para otras rutas más favorecidas por los empresarios y ejecutivos, por ejemplo entre las capitales.
El experto Robert Mann, por su parte, recuerda que "ya hay algunas aerolíneas de bajo costo empezando a operar internacionalmente dentro de América Latina, incluyendo a las brasileñas Gol y Azul, las mexicanas Volaris e Interjet, y la colombiana Viva Colombia".
En cualquier caso, el mercado latinoamericano de aviación comercial sigue creciendo. Un estudio de la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA) estimaba que en enero pasado las empresas de la región transportaron 17 millones de pasajeros, un incremento de 6,2%, o un millón de pasajeros adicionales, frente al mismo periodo el año anterior.
De esos, unos 15,4 millones de pasajeros viajaron dentro de la región.
Por lo que la esperanza es que un mercado ampliado y en crecimiento genere más interés entre las empresas, más competencia, y eventualmente, la posibilidad de soñar con las minúsculas tarifas que han hecho que en otras partes del mundo viajar en avión haya dejado de ser un lujo.