Un conejo afortunado, pero no tanto, pudo convertirse en una estrella de Walt Disney. Pero, de no haber sido por un fallido acuerdo comercial en los años 20, el personaje más emblemático de Disney podría haber sido Oswald.
Aunque Walt Disney sentó las bases de un imperio multimillonario, hace 85 años tuvo una desalentadora experiencia comercial con su primera creación completamente animada.
Disney había producido las Comedias de Alicia, una serie en la que una niña real ingresaba en un mundo de dibujos animados y hablaba con los personajes.
"Las Comedias de Alicia habían tenido bastante éxito, pero en 1927 Walt se cansó del formato imagen real/animación y finalizó la serie para poder hacer películas de dibujos animados", cuenta J.B. Kaufman, historiador de cine y escritor.
La nueva estrella animada no debía ser un felino, como aconsejó el distribuidor de Disney, porque ya había muchos gatos en el mercado: el gato Félix, Krazy Kat, el gato de la Alicia de Disney, y algunos más.
Se decidieron por un conejo. Así nació Oswald, el conejo afortunado.
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