Durante la Segunda Guerra Mundial, 12 prisioneros judíos lograron escapar de sus captores nazis a fuerza de esperanza y cucharas.

Los hombres, que en un principio eran 40, cavaron un túnel de 34 metros y así pudieron liberarse de las atrocidades que las fuerzas alemanas los obligaban a realizar.

Pertenecían a la que fue conocida como la "Brigada del fuego", prisioneros que forzados a quemar cadáveres para encubrir los crímenes nazis, mientras los soviéticos avanzaban por esas tierras en la década de 1940.

Sabiendo que ellos también serían asesinados, cavaron un túnel en un pozo y escaparon. Once de ellos lograron sobrevivir a la guerra.

Ese túnel fue redescubierto en el bosque Ponar de Lituania por un equipo de investigación que utilizó un sistema de exploración de tierra para trazar el túnel.

La ubicación exacta del túnel se había perdido hacia el final de la guerra, pero el equipo internacional compuesto por la Autoridad de Antigüedades de Israel e investigadores de EE.UU., Canadá y Lituania, lograron localizarlo.

El grupo utilizó un sistema de tomografía de resistividad eléctrica, que también se emplea en la exploración de petróleo, con el fin de preservar cualquier resto de seres humanos que se encuentre en el lugar.

"Deseo de vivir"

El bosque Ponar, conocido ahora como Paneriai, se ubica en las afueras de la capital de Lituania, Vilnius, y era una región habitada por personas de religión judía, antes del estallido de la guerra.

Pero bajo la ocupación nazi, fosas comunes fueron cavadas en el bosque para esconder los cuerpos de hasta 100.000 personas, incluyendo 70.000 judíos asesinados durante el Holocausto.

A medida que se acercaba el fin de la guerra y el Ejército Rojo, las fuerzas armadas soviéticas, avanzaba, los nazis trataron de encubrir sus atrocidades.

Obligaron a unos 80 prisioneros del campo de concentración de Stutthof, Polonia, con sus piernas encadenadas, a desenterrar cuerpos y quemarlos.

Ellos eran llamados Leichenkommando (unidad de cadáver), pero más tarde se los conoció como la "Brigada de fuego".

Cuentan que un preso de la brigada incluso identificó a su esposa y sus dos hermanas entre los cuerpos.

Una noche en una de las fosas donde habían sido enterrados los cuerpos, los prisioneros comenzaron a cavar un túnel.

En la noche del 15 de abril de 1944, 40 hombres hicieron su intento de fuga a través del túnel de 0,18 metros cuadrados.

Pero los guardias escucharon el ruido y lograron recapturar a varios ellos. Otros fueron asesinados. Pero 12 lograron escapar. Once de ellos sobrevivieron a la guerra para contar su historia.

Jon Seligman, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, dijo que rompió en llanto al descubrir el túnel. Y lo describió como un "reconfortante testigo de la victoria de la esperanza sobre la desesperación".

"El túnel es una muestra de que incluso en momentos tan oscuros, aún hay deseo de vivir", dijo a la agencia AP.

El arqueólogo Richard Freund, también del equipo de investigación, le dijo a The New York Times que Ponar era una "zona cero para el Holocausto", una evidencia de los sistemáticos asesinatos antes de que los nazis comenzaran a usar cámaras de gas.