La depresión y la locura son temas recurrentes a lo largo de la historia de la poesía.
La incidencia de los trastornos del estado de ánimo, suicidio e internación en hospitales psiquiátricos fue de 20 veces más alta entre los principales poetas británicos e irlandeses entre 1600 y 1800, según un estudio realizado por el psicólogo Kay Redfield Jamison.
En otras palabras, los poetas tienen 20 veces más probabilidades de terminar en un asilo que el resto de la población... y eso es sólo los poetas.
A algunos artistas, eso no les preocupa: a mediados de 1800, Emily Dickinson declaró que "mucha locura es juicio divino", mientras que Edgar Allan Poe señaló que aún no se había determinado si "la locura era o no la más excelsa inteligencia".
Cualquiera que sea la respuesta, la ciencia ha tratado de entender la razón de esa alta incidencia de enfermedades mentales.
Un estudio reciente encontró patrones similares en el cerebro de los artistas trabajando a los de los esquizofrénicos. Otro estudio encontró que los estudiantes creativos comparten más rasgos de personalidad con pacientes bipolares que los menos creativos.
Conflicto creativo
Muchos psicólogos han tratado de definir lo que hace que alguien sea creativo o no, y cómo eso se puede calcular.
Se han hecho experimentos midiendo cuántas ideas se le ocurren a los participantes cuando se les pregunta cómo pueden utilizar un ladrillo, pero el modelo de Joy Paul Guilford de la creatividad, publicado en 1950, es el que todavía se utiliza más a menudo.
Guilford fue el primero en clasificar a la creatividad como una característica independiente de la inteligencia (entendida como el cociente intelectual).
Según él, la fluidez, la flexibilidad y la originalidad de las ideas, junto con la capacidad para elaborar sobre ellas, constituyen las características de los individuos creadores.
"La creatividad viene, sin duda, de no dejarse limitar por las reglas o aceptar las restricciones que la sociedad impone sobre nosotros", le dijo el psicólogo Gary Fitzgibbon a la BBC.
"Por supuesto, entre más alguien viole las reglas, más probable es que se le perciba como un 'enfermo mental'", agregó.
Entonces, ¿es la enfermedad mental lo que lleva a la gente al arte o es el arte el que lleva a la gente a la enfermedad mental?
"Mucha de la creatividad proviene de un conflicto en algún lugar de tu mente", le dijo a la BBC el poeta Luke Wright.
"No creo que uno tiene que estar 'loco' para ser poeta, pero si la mente está viva, entonces se puede producir tanto reacciones positivas como negativas. Eso puede ser maravilloso, pero también puede significar que encajar en la vida 'normal' sea difícil".
Aunque, con el aumento del diagnóstico de trastorno mental, la idea de lo "normal" se ha vuelto más difícil.
Según la Oficina del Censo de Estados Unidos, alrededor del 1% de la población de ese país tiene esquizofrenia; el déficit de atención con hiperactividad (TDAH) afecta a un estimado de 4% de los adultos y 2,5% de los habitantes sufren de trastorno bipolar.
Un tipo feliz
No obstante, hay quienes consideran que expresar las emociones y experimentar los altibajos de la vida es positivo.
"Tengo poemas sobre todo tipo de temas oscuros, pero en general soy un tipo muy feliz", le aseguró a la BBC el artista de la palabra hablada y músico Scroobius Pip.
"En mi vida cotidiana, no me la paso discutiendo el asesinato, el suicidio y el abuso conyugal con mis compañeros... hablo de fútbol y cosas normales. Es importante sentir una gran variedad de emociones y es genial para la mente y el alma.
"Y si hay un montón de poetas que sufren enfermedades mentales, el expresar, escribir y compartir sus sentimientos, les puede ayudar".
De hecho, la Junta de Verificación de Terapia del Arte británica avala esa opinión, pues dice que el arte puede "reducir la ansiedad y aumentar el autoestima".