Entre las 2 y las 5 de la mañana del pasado domingo, familiares y amigos de las 49 víctimas y cientos de sobrevivientes de la masacre de Orlando (Florida, EE.UU.) vivieron momentos de incertidumbre.
Durante casi tres horas, Omar Mateen se atrincheró en uno de los baños de la discoteca gay Pulse y mantuvo a varios asistentes como rehenes.
Lo hizo huyendo de la policía, que lo emboscó luego de que abriera fuego dentro del club nocturno donde unas 300 personas celebraban una fiesta latina.
Luego de que fuese finalmente abatido por un comando especial de la policía (SWAT, en inglés), hubo quienes se preguntaron por qué las autoridades habían demorado tanto en confrontarlo.
Y qué hizo el agresor durante ese rato, descrito por algunos sobrevivientes como "agonizante".
"Cuando logré escapar le dije a los agentes que al menos 20 personas ya estaban muertas (...). No pueden venir a decirme que esperaron hasta las cinco de la mañana para decidir entrar y dispararle", le dijo al diario The New York Times Jeannette McCoy, quien huyó del local cuando Mateen comenzó a disparar alrededor de las 2 de la mañana.
Entonces, ¿qué impidió que las fuerzas de seguridad actuaran de inmediato?
Posibles explosivos
"Me rendí cuando pensé en la posibilidad de que tuviese bombas", le dijo a medios locales Tiara Parker, de 20 años, quien permaneció encerrada en el mismo baño que Mateen junto a unas cinco personas más, según señalaron las autoridades.
Parker tenía motivos para temer lo peor, pues el atacante le había dicho al servicio telefónico de emergencia 911 que estaba dotado de explosivos.
"Hubo conversaciones acerca de chalecos bomba y él hizo declaraciones que implicaban una pérdida inminente de vidas", dijo el jefe de la policía de Orlando, John Mina.
El hecho de que Mateen pudiese tener explosivos fue un factor clave para que las autoridades tardaran en emprender el rescate, señaló a la cadena estadounidense CNN el comandante del SWAT, Mark Canty.
Para ese momento, habían alrededor de 20 personas repartidas entre los baños localizados en el norte y sur del edificio, indicó Canty.
Entre las llamadas que hizo Mateen a la policía, juró lealtad al autoproclamado Estado Islámico (EI) y expresó su intención de ponerles chalecos bomba a cuatro de los rehenes para luego ubicarlos en los extremos del establecimiento, indicó el alcalde de Orlando, Buddy Dier, quien estuvo presente en el centro de negociaciones donde entraron las llamadas.
El protocolo para los agentes de SWAT cuando existe una amenaza de bomba, explicó Canty, es mantener una distancia de 305 metros (1.000 pies) de la escena.
Al evaluar la situación, el comando policial decidió derrumbar una pared en el lado oeste del local con un explosivo y un vehículo blindado y de este modo rescató a los rehenes y mató al agresor.
Hasta el momento, el Buró de Investigaciones Federales (FBI, por sus siglas en inglés), a cargo de la investigación, no ha informado si Mateen poseía explosivos durante el ataque.
Momentos tensos
Las autoridades señalaron que Mateen cometió los asesinatos de la mayoría de las 49 víctimas temprano, cuando había pocos funcionarios de la policía respondiendo al ataque.
El jefe de la policía de Orlando, John Mina, reportó que en las tres horas siguientes no hubo ningún tiroteo.
Pero el FBI continúa investigando qué fue exactamente lo que hizo Mateen, a medida que van apareciendo más testimonios y pistas.
El sobreviviente Ángel Colón, por ejemplo, describió cómo el atacante continuó disparándoles a algunos de los cuerpos que permanecían sin vida.
Y Patience Carter, una joven afroestadounidense que permaneció como rehén con heridas de bala en ambas piernas, señaló que en algún punto Mateen dijo: "Esto no se trata de gente negra. Ustedes ya han sufrido suficiente".
En esas horas de tensión y silencio varios rehenes lograron enviar mensajes de texto a sus familiares y amigos, y publicar información en sus redes sociales antes de que Mateen los viera.
"No sean estúpidos. Denme sus celulares", fue lo que dijo el atacante según Tiara Parker, una de las sobrevivientes, quien fingió hacerse la muerta para no llamar la atención del agresor.
Parker describió haber escuchado una detonación luego de que Mateen empujara el cesto de basura dentro del baño, por lo que pensó: "Este es el fin".
La explosión no había sido provocada por él, sino por los agentes de la policía que minutos después la rescataron.