Los cosmonautas son muy disciplinados y están muy entrenados. Después de un riguroso proceso de selección y al menos cinco años de entrenamiento intensivo, aprenden a volar una nave, arreglar una estación espacial y a ir al baño en el espacio. Pero aun así, nada se deja al azar.
La Soyuz rusa es la única nave capaz de llevar astronautas a la Estación Espacial Internacional (EEI), pero subir a bordo -desde el cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán- implica un sinfín de supersticiones, procedimientos y protocolos.
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