"La inflación de julio fue 0,2%, con lo que en términos anuales se mantuvo en 1,7%, menor que lo considerado en el último Ipom". Ese fue parte del análisis del Banco Central en el comunicado de su Reunión de Política Monetaria de agosto, reconociendo que el IPC sigue bajo lo anticipado, pese a la última sorpresa inflacionaria al alza.
El consejo no modificó la tasa de interés este mes, actualmente en 2,5%, y tampoco hizo mención a una pronta baja -contrario a lo anticipado por el mercado en las dos encuestas que realiza el BC- con lo que mantuvo el sesgo neutral. En concreto, se planteó que el ente emisor "reafirma su compromiso de conducir la política monetaria con flexibilidad, de manera que la inflación proyectada se ubique en 3% en el horizonte de política".
En el plano interno, indicaron que "las expectativas de inflación no muestran novedades relevantes", aunque señalan que "el peso se ha apreciado", en un contexto externo que sigue "apuntando a un escenario favorable (...) destacando el incremento del precio del cobre".
Ante este comunicado, analistas mantuvieron la apuesta de que el BC revelará señales de un posible nuevo estímulo monetario en su Ipom de septiembre -el día 6 de ese mes, si bien parte del mercado adelanta que podría mantener el nivel actual por un período prolongado.
Javier Urzúa, gerente de gestión financiera de Banco Internacional, apuntó que "seguimos esperando un posible corte de 25 puntos base para el último trimestre del año", en parte, porque "las expectativas de inflación para fines de 2017 están en torno a 2,4%, mientras que para uno y dos años plazo siguen bajo el 3%".
Más crítico se mostró BBVA Research, que en su informe aseguró que tras no bajar la TPM, "no cabe duda que existe rezago en la política monetaria". En este sentido, explicaron que "en este período (desde 2016), la tasa real pasó de ser -0,9% a un 0,8%, cifra bastante mayor a la que muestran otros países que podríamos considerar como benchmarks", con lo que agregó que "se requerirían al menos 50 puntos base adicionales de menor TPM, dada la evolución esperada para la inflación en los próximos meses".
Más cauto se mostró Banco Santander, planteando que la decisión del BC dependerá de la evolución de la actividad interna y del tipo de cambio, lo que podría motivar una mantención de la tasa en 2,5%, o una baja a 2% este año.
Por su parte, si bien destacó que el Banco Central señalara "la debilidad de la actividad en el segundo trimestre, reconociendo la inversión (probablemente con efecto intenso en construcción) así como elementos puntuales", Benjamín Sierra, economista jefe de Scotiabank, estimó que "sigue pareciendo un poco más probable que la tasa referencial no se modifique en los próximos meses".