Primero fue la Reserva Federal de EE.UU.; y después, los bancos de Inglaterra y Japón. Ayer, el Banco Central Europeo (BCE) decidió seguir un camino similar y poner en marcha su propio plan de "relajamiento cuantitativo" por un monto, inicialmente, de 1,14 billones de euros (US$ 1,3 billones).
Se trata de un nuevo intento del organismo por combatir la crisis del euro. El programa se extenderá entre marzo de este año y septiembre de 2016 y contempla la compra de 60.000 millones de euros mensuales (US$ 68 mil millones) de deuda pública -títulos soberanos emitidos por los países involucrados- y privada.
Eso sí, el presidente del BCE, Mario Draghi, advirtió que la medida podría prolongarse más allá de lo planificado, culminando sólo una vez que la inflación se sitúe cerca, pero bajo, 2%. En diciembre, el indicador llegó a -0,2%, su menor registro desde septiembre de 2009.
De acuerdo a especialistas, la medida de política monetaria es la última gran herramienta del BCE para dinamizar el crecimiento económico de la zona euro y proteger a la región de una deflación.
Tras presentar los detalles, el presidente del BCE acotó que sólo el 20% de las adquisiciones de activos tendrán riesgo compartido. Es decir, la mayor parte recaerá sobre los bancos centrales nacionales.
Los más críticos sostienen que esta decisión podría generar que los países con deudas más altas queden con pasivos aún mayores. "No compraremos más del 25% de cada emisión y no más del 33% de la deuda del emisor. El límite del 25% es la base para que podamos decir que el esquema va a hacerse en igualdad de condiciones", agregó Draghi.
En Grecia, la deuda pública supera los 300 mil millones de euros, equivalentes a cerca del 175% del Producto. En Alemania, alcanza el 75% del PIB (2,1 billones de euros).
El programa se suma a una serie de acciones con las que el BCE ha buscado reactivar la economía de su región. Una de ellas, es la trayectoria a la baja que mantiene la tasa de interés desde 2011, situándola actualmente en su mínimo histórico (0,05%). Sin embargo, esa rebaja no tuvo el efecto esperado por el BCE y no se transmitió a la economía real, ya que pequeños empresarios y particulares siguen acusando dificultades para acceder a crédito.
Pese a que esta vez la magnitud es mayor, la primera acción de compra de deuda estatal por parte del central europeo fue en 2010. Hasta principios de 2012, el BCE compró deuda estatal por cerca de 220.000 millones de euros para frenar el alza de la prima de riesgo de los países con más problemas del grupo. En septiembre de 2012 sustituyó este programa por otro que incluyó una condición innegociable: el país que quisiera beneficiarse debía acogerse antes a un programa de rescate y cumplir con requisitos de reformas y austeridad fiscal.
El último paso dado ayer, pretende inyectar liquidez en los mercados. Al comprar activos sube su precio y rebaja los tipos de interés, mientras en paralelo introduce dinero en el sistema financiero.
MAGNITUD EN DEUDA
En junio del año pasado el Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendó al BCE comprar bonos soberanos a gran escala. En ese entonces, un miembro del comité ejecutivo de la entidad europea respondió que no era una medida adecuada, salvo que la inflación se mantuviera demasiado baja durante demasiado tiempo.
La directora del FMI, Christine Lagarde, valoró ayer la acción, asegurando que "reforzará fuertemente" las políticas expansivas del BCE, al rebajar los costos de los préstamos, elevar las expectativas inflacionarias y respaldar el mandato de lograr una estabilidad de precios.
Pero existen dudas sobre si la impresión de dinero fresco funcionará. "Es un error suponer que el alivio cuantitativo es una panacea en Europa o que será suficiente (...) Existen todos los motivos para prever que tendrá menos impacto en un contexto como el presente en Europa que en el contexto que tenía Estados Unidos", dijo el ex secretario del Tesoro estadounidense, Larry Summers, en el Foro Económico Mundial en Davos.
Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody's Analytics, añade que la prolongación de la debilidad europea evidencia un problema estructural, que requiere soluciones del mismo tipo. "Creo que a pesar de esta nueva medida, Europa sólo va a salir de su postración cuando restaure la confianza de los mercados y de los inversionistas nacionales y extranjeros (...) en lugar de estar prolongando la agonía de una región sumida en recesión", señaló.
En cuanto al efecto en Chile, Coutiño dice que será de corto plazoy se verá reflejado en la euforia de los mercados financieros. En ese contexto las bolsas de valores subirán, los tipos de cambio se depreciarán y algunos bancos centrales podrían recortar más sus tasas de interés.