El Banco Central Europeo (BCE) urgió a los gobiernos de la zona del euro a elaborar estrategias de saneamiento presupuestario y reformas, incluida la laboral, para combatir la crisis y apuntalar la recuperación económica, que deberá llegar a mediados de 2010.
En su boletín de julio, publicado hoy, el consejo de gobierno del BCE espera que la actividad económica en la zona del euro se mantenga débil durante el resto del 2009, aunque su ritmo de contracción debería ser menos acusado que en el primer trimestre.
"De cara al año próximo, tras una fase de estabilización, se prevé una recuperación gradual, con tasas de crecimiento intertrimestral positivas hacia mediados de 2010", señala el boletín.
El BCE cree que los riesgos para las perspectivas económicas están equilibrados y no descarta que los efectos derivados de las medidas de estímulo macroeconómico sean mayores de lo esperado.
También es posible, según el BCE, que la confianza mejore más rápidamente de lo que se prevé actualmente.
Aún así, preocupa que la espiral de reacciones adversas entre la economía real y las turbulencias de los mercados financieros pueda tener más intensidad y duración de lo esperado.
El BCE no descarta por tanto "nuevos aumentos de los precios del petróleo y otras materias primas, una intensificación de la presión proteccionista, una evolución desfavorable de los mercados de trabajo y una evolución adversa de la economía mundial derivada de una corrección desordenada de los desequilibrios mundiales".
Respecto a la evolución de los precios, el BCE reiteró que las tasas de inflación se mantendrán temporalmente en niveles negativos los próximos meses, antes de retornar a valores positivos.
"Los indicadores de expectativas de inflación a medio y largo plazo siguen firmemente anclados en niveles compatibles con el objetivo de mantener la inflación en tasas inferiores pero próximas al 2%", subraya el BCE e insiste en que "los riesgos de inflación están, en términos generales, equilibrados".
En cuanto a las políticas fiscales, el BCE acoge con satisfacción las medidas adoptadas por los ministros de Finanzas de la zona del euro el pasado junio, pues "la estabilidad macroeconómica requiere unas posiciones sólidas y sostenibles de las finanzas públicas".
Por ello, instó a los gobiernos de la eurozona a elaborar y comunicar estrategias de saneamiento presupuestario "ambiciosas y realistas" conforme al Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
Para el Banco Central Europeo, el proceso de ajuste estructural debería comenzar a más tardar con el inicio de la recuperación económica y los esfuerzos de consolidación intensificarse en el 2011.
Para el BCE, y a fin de corregir los acusados desequilibrios fiscales previstos en los países de la zona del euro, los esfuerzos de consolidación estructural deberán superar significativamente el límite del 0,5% del Producto Interior Bruto (PIB) anual establecido en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
En los países con un alto nivel de déficit o de ratio de deuda, el ajuste estructural anual habrá de ser, como mínimo, del 1% del PIB, según el BCE.
En lo que concierne a las políticas estructurales, considera necesario intensificar los esfuerzos dirigidos a respaldar el crecimiento potencial de la zona del euro.
"Considerando el efecto negativo de la crisis financiera sobre el empleo, la inversión y el capital acumulado en la economía, es indispensable acelerar la aplicación de las reformas estructurales requeridas", destaca.
En particular, el BCE cree que se necesitan "reformas de los mercados de productos a fin de fomentar la competencia y acelerar la reestructuración y el crecimiento de la productividad".
Asimismo, "las reformas de los mercados de trabajo han de contribuir a un proceso adecuado de fijación de salarios y a la movilidad geográfica y sectorial".