El Banco Central Europeo (BCE) prestó hoy a cuatro años 82.601 millones de euros a una tasa de interés fija del 0,15% a los bancos de la zona del euro con la condición de que den créditos a las empresas y hogares para evitar la deflación en la eurozona.
La entidad monetaria adjudicó el efectivo, que fue mucho menor de los 100.000 millones de euros previstos, a 255 bancos de la zona del euro.
Estos bancos comerciales deberán devolver la liquidez al BCE el 26 de septiembre de 2018, pero si no cumplen la condición de prestar a las empresas y hogares tendrán que devolverla en septiembre de 2016.
El BCE, que quiere evitar con este condicionamiento que los bancos usen el dinero para comprar deuda soberana, no va a penalizar a los bancos que tomen prestado dinero y no den créditos a la economía real.
Esta es la primera de las dos operaciones de financiación a cuatro años que el BCE acometerá este año por un volumen máximo de 400.000 millones de euros. La entidad monetaria europea conducirá la segunda de estas operaciones el 11 de diciembre.
En estas dos operaciones los bancos pueden pedir prestado un máximo del 7% de sus créditos a las empresas y hogares, excluidas las hipotecas.
Los bancos alemanes pueden pedir un máximo de 95.000 millones de euros, los franceses de 77.000 millones de euros, los italianos de 75.000 millones de euros y los españoles de 54.000 millones de euros.
Los bancos alemanes, que pueden pedir casi una cuarta parte de la liquidez hasta diciembre, gozan en estos momentos de suficiente efectivo y las empresas alemanas también, por lo que no les resulta muy interesante, según algunos expertos.
Los bancos italianos habrán sido los que probablemente hayan pedido más liquidez, se calculaba que unos 37.000 millones de euros, algo menos de la mitad del volumen total solicitado, según fuentes financieras.
Algunos economistas han considerado que la baja aceptación en la primera subasta de liquidez a cuatro años supone un revés para el BCE.
Para otros expertos responde a la cautela de los bancos de cara a la revisión de la calidad de los activos y las pruebas de solvencia, cuyos resultados se conocerán en la segunda mitad de octubre y entonces sabrán si se pueden endeudar más.
Una aceptación limitada de los préstamos a cuatro años ayudará poco a estimular el crédito de los bancos, pero ahora hay que esperar a ver qué ocurre en la operación de diciembre.
Además, el BCE dará a comienzos de octubre detalles de la compra de bonos de titulización de activos (ABS), por lo que los bancos esperan también a ver si les conviene más emitir estos bonos o aceptar la liquidez a cuatros años al 0,15%.
"Creemos que la principal razón de la baja aceptación fue la incertidumbre respecto a otras medidas del BCE (como el programa de compra de bonos de titulización de activos y de bonos garantizados), cuyos detalles se publicarán tras la próxima reunión de octubre", considera el analista de Commerzbank, Christoph Balz.
Además, el impacto neto de la liquidez podría ser menor a la cifra bruta conocida hoy porque los bancos pueden devolver semanalmente liquidez de las dos operaciones de refinanciación anteriores a tres años.
De estas dos operaciones de financiación a tres años, en las que el BCE prestó 1 billón de euros y que vencen a finales de febrero de 2015, todavía quedan por devolver 350.000 millones de euros.
El presidente del BCE, Mario Draghi, dijo recientemente que pretendía llevar el balance de la entidad "hacia las dimensiones que solía tener a principios de 2012", desde los 2 billones de euros actuales a los 3 billones de euros de entonces.
"Puede crecer la especulación de que el BCE tendrá que aplicar otras medidas, como una expansión cuantitativa completa (compras de deuda a gran escala) para lograr el objetivo de ampliar el balance a los niveles de 2012", añadió Balz.
El tipo de interés que el BCE aplica en estas operaciones a cuatro años será fijo para todo el periodo de vigencia de cada operación e igual a su tasa de interés rectora para las subastas semanales más 10 puntos básicos.
El BCE bajó a comienzos de septiembre su tasa de interés por sorpresa hasta el mínimo histórico del 0,05%.