Sólo siete minutos salvaron a gran parte de Beijing de una posible destrucción el año pasado, cuando un satélite de 2,5 toneladas se acercó a la tierra, según informó hoy el diario británico The Daily Mail
La capital china estaba directamente en la trayectoria del satélite alemán de investigación, Rosar, cuando se hundió en la Bahía de Bengala, dos décadas después de su lanzamiento.
Las consecuencias de que los trozos del aparato cayeran en la ciudad habrían sido catastróficas. Enormes cráteres, líneas de combustible rotas, explosiones, destrucción de edificios e incalculables pérdidas de vidas humanas, en una metrópolis de 20 millones de personas, informó el diario británico.
Estuvo peligrosamente cerca de chocar con Beijing a 482 kilómetros por hora, afirmó la agencia europea del espacio.
"Beijing estaba directamente en la trayectoria de su última órbita", dijo Manfred Warhaut del Centro Europeo de Operaciones Espaciales en Darmstadt, Alemania, a The Daily Mail, pero los científicos no tenían manera de controlarlo una vez que salió de la tierra.
"Nuestros cálculos mostraron que, si Rosat hubiera caído al suelo sólo siete a diez minutos más tarde, habría sido Beijing", dijo Heiner Klinkrad, jefe del equipo de la basura espacial de la ESA.
"Un impacto estaba dentro de las posibilidades", agregó Klingkrad.
Normalmente, entre el 20% y el 40% de un satélite llega a la superficie de la Tierra, cuando cae fuera de la órbita.
Pero con Rosat , nosotros sabíamos que cerca del 60% porque estaba hecho de partes particularmente pesadas y duraderas", dijo.