Hay momentos en la carrera de un actor en que todo parece ir en la dirección adecuada. Con Argo, Ben Affleck parecía haber encontrado ese punto de inflexión necesario, como le pasó a Matthew McConaughey hace años cuando nadie le tomaba en serio y se reinventó. Pero parece que el bostoniano aún no está del todo listo para pasar página. Hace dos años dijo que sí a ponerse el disfraz de Batman, y ahora reincide en la faceta en la que le han llovido más golpes, como actor y haciendo un papel de acción.
En El contador -que se estrena el jueves en Chile-, un thriller con varios giros de guión dirigido por Gavin O'Connor, Affleck se mete en la piel de un genio de las matemáticas que padece autismo y que, a medida que va avanzando la cinta, va normalizando su comportamiento. Mucho tiene que ver en eso la aparición de Dana Cummings (Anna Kendrick), que de alguna forma lo humaniza.
Pese a no ser un filme de los llamados a estar en la temporada de premios, ni mucho menos, Affleck ha aceptado bailar con la más fea, como quien dice. Es decir, que le corresponde un rol intenso de principio a fin y poco agradecido en realidad por el cariz de héroe de acción que acaba tomando. Además está el factor de las críticas que tanto O'Connor como él están preparados a recibir por su enfoque del autismo. "Hagamos lo que hagamos, nos van a criticar", dice Affleck desde un pequeño estudio independiente en Hollywood.
¿Qué le llamó la atención de este personaje?
Hay una dicotomía en el personaje por la forma en que lo educaron, con un padre muy abusivo, obsesionado con la disciplina de forma consistente y que lo sometía a un estrés psicológico importante. Por otra parte está su verdadera naturaleza, una raíz en la que está buscando conexiones con otra gente. Está tratando de reconciliar ambos perfiles y eso me resultó muy interesante, conectando incluso con la comunidad de autistas.
Recuerda un poco a Rain Main y esa clase de papeles que le gustan a la Academia de Hollywood. ¿Cómo se encara algo así?
Requiere lo mismo que cualquier papel, mucho trabajo. No soy lo suficientemente bueno para que me lleguen las cosas por inspiración, hay que investigar. Una de las cosas que he aprendido de dirigir películas es que el mejor trabajo proviene de algo basado en la vida real, no algo inventado. Así tiene una raíz.
Habló con gente experta en el tema del autismo, me imagino.
Junto con Gavin (O'Connor) encontré gente que estaba en ese espectro y me ayudó a entender su comportamiento y saber qué sentiría alguien así.
¿Está satisfecho con lo logrado?
Creo que cuando haces de alguien que tiene un gran don, es difícil de interpretar porque, de alguna manera, ese don es lo más complicado de falsear. Es como un gran swing de béisbol. Si todos pudiéramos hacerlo, le pegaríamos como Ted Williams -dice en referencia a la gran estrella de los Boston Red Soxs.
Aunque es una película de acción, han tocado un tema muy espinoso como el autismo. ¿Le preocupa?
Es algo muy político de alguna forma, por el asunto de las vacunas y todo el debate en torno a todo lo que puede causar el mal. La gente se disgusta de una forma muy personal con temas así y sabíamos que estábamos entrando en algo que es complejo. No me sorprendería si hay críticas a lo que presentamos en esta película, pero no la hubiera hecho si no hubiéramos conseguido reflejar un heroísmo del protagonista muy cercano a la realidad.
Llama mucho la atención el cambio drástico de actitud del personaje a lo largo de la cinta, de ser introvertido a actuar como cualquier persona normal. ¿Le resulta creíble?
El cambio es posible. Muchos de mis amigos cambian todo el tiempo y otros no lo hacen en absoluto. Es muy individual el autismo y resiste todo tipo de caracterizaciones, pero la verdad es que lo que presentamos es una posibilidad entre muchas. Lo que queremos es que la gente perciba el respeto que nos causa el tema.
Es un respiro de su etapa metido en el mundo de los superhéroes. ¿Diría que le ha venido bien?
De alguna manera sí porque es un género muy diferente. Esto es sobre gente que sí podría exsistir; no hay alienígenas ni tipos que se disfrazan por las noches para combatir el crimen.
Los agoreros dicen que esto de los superhéroes tiene los días contados. ¿Cómo ve usted el futuro de la industria del cine?
Las películas de superhéroes no van a desaparecer porque la gente quiere verlas, pero sí creo que el hecho de que hay cosas muy buenas en varias plataformas realmente le hace daño a estas películas y otras. Es lógico que la gente no quiera salir si tiene 17 horas grabadas en casa de series que quiere ver y que son igual de buenas que lo que hay en el cine. Eso nos dificulta el camino. Eso y China, que está dominando el mercado internacional, va a cambiar mucho el negocio del cine.