El Papa Benedicto XVI entregó un saludo general a miles de payasos, acróbatas, titiriteros e incluso a un par de cachorros de león, cuando un grupo de trabajadores circenses actuó frente al Pontí­fice.

Benedicto XVI aplaudió y se mostró divertido mientras los artistas giraban, se dejaban caer, hací­an malabarismos y se contorsionaban frente a él, en lo que el Vaticano calificó de audiencia histórica para que los artistas callejeros o itinerantes sientan que pertenecen a la Iglesia.

El Papa, de 85 años y quien ha manifestado fascinación por los gatos, puso particular atención a un par de cachorros de león que le acercaron, los acarició y habló con sus entrenadores.

Benedicto XVI reconoció los sacrificios de los trabajadores del circo para llevar diversión a jóvenes y ancianos por igual. Recordó que viajan constantemente y se privan de muchas actividades sociales. Destacó que muchos carecen de escuelas para sus hijos o de parroquias que puedan considerar su hogar. Sin embargo, les pidió mantener la fe.

"Espero que ustedes puedan encontrar en las comunidades donde se quedan gente que les dé la bienvenida, que esté abierta y sea capaz de cuidar de sus necesidades espirituales", dijo el jerarca católico. También exhortó a los gobiernos a integrar mejor a los artistas itinerantes en el tejido social.

Una gran carpa y un carrusel fueron montados en la Plaza de San Pedro para completar la escena, mientras miles de artistas de una decena de paí­ses llenaron una sala de audiencias del Vaticano para mostrar al Papa sus destrezas artí­sticas y acrobáticas.