El papa Benedicto XVI proclamó hoy solemnemente al patrono del clero español, San Juan de Ávila, y la alemana Hildegarda de Bingen nuevos doctores de la Iglesia.

Con ellos suman ya 35 los doctores de la Iglesia, de los que sólo cuatro son doctoras. San Juan de Ávila (1500-1569), sacerdote y escritor ascético, se une así a los otros tres españoles que ya gozaban de este reconocimiento: san Juan de la Cruz, san Isidoro de Sevilla y santa Teresa de Ávila.

Profundo conocedor de las sagradas escrituras, San Juan de Ávila "estaba dotado de un ardiente espíritu misionero", dijo el papa. "Supo penetrar con singular profundidad en el misterio de la redención llevada a cabo por Cristo para la humanidad (...) y concentró sus empeños en mejorar la formación de los candidatos al sacerdocio."

La santa Hildegarda de Bingen, fue una monja benedictina alemana que a lo largo de sus 81 años de vida desplegó una intensa actividad como poeta, naturalista, fundadora de conventos, teóloga, predicadora, taumaturga y exorcista.

El título de doctor de la Iglesia se concede a determinados santos en reconocimiento a su erudición y su labor como maestros de la fe. La proclamación de los nuevos doctores de la Iglesia tuvo lugar minutos antes de que diera comienzo la misa en la plaza de San Pedro con la que se inaugura el Sínodo de Obispos sobre la evangelización.

A la ceremonia asistieron la vicepresidenta del gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, y la presidenta de Castilla-La Mancha, Dolores de Cospedal (San Juan de Ávila era oriundo de Almodóvar del Campo, Ciudad Real), que lució mantilla negra.

El nuevo Sínodo de Obispos, uno de los mayores de los últimos 50 años, quedó inaugurado bajo el lema "la nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana". El tema central será la crisis de la fe, especialmente en los países industrializados.

"La Iglesia existe para evangelizar", dijo Benedicto XVI. Durante la homilía hizo especial hincapié en el matrimonio, "que atraviesa una profunda crisis por distintos motivos". Según el pontífice, "hay una relación clara entre la crisis de la fe y la crisis del matrimonio".

A lo largo de tres semanas, unos 300 participantes de todo el mundo debatirán sobre cómo hacer que los fieles vuelvan a sentirse más unidos a la Iglesia.