El papa Benedicto XVI se  está recuperando de la fractura de la muñeca derecha que sufrió  el viernes, aunque se queja de no poder escribir a mano, ya que  está completando la redacción de un nuevo libro durante sus  vacaciones veraniegas en el Val d'Aosta, la región montañosa del  noroeste de Italia.

Según fuentes allegadas, el pontífice durmió bien anoche y  esta mañana celebró misa, paseó junto a su secretario personal  Georg Gaenswein por el jardín de su chalet -de donde se puede  ver el macizo del Monte Blanco- y recibió a los médicos  ortopedistas que le operaron y que controlaron su estado de  salud.

El Papa está en condiciones excelentes, subrayaron los  médicos, y "está aprendiendo a convivir con una muñeca bloqueada  por el yeso", como explicó a la prensa el vocero de la Santa  Sede, padre Federico Lombardi.

Lombardi subrayó que luego del percance Benedicto XVI retomó  su programa de actividades previstas para las vacaciones, aunque  agregó que siente "una cierta amargura por no poder escribir a  mano", como suele hacerlo, y proseguir el trabajo de redacción  de la segunda parte de su libro "Jesús de Nazaret".

Por su parte, el secretario de Estado vaticano, cardenal  Tarcisio Bertone, dijo que "el Papa escribe creando y crea  escribiendo: ya había concebido el plan de la segunda parte del  libro (el primer volumen fue publicado en 2007, NDR), pero ahora  va a tener que frenar el trabajo y ver cómo hará para completar  su proyecto".

"Lo que más le molesta es no poder bendecir con la mano  derecha, y no poder darle la mano a los fieles", indicó Bertone,  mientras otras fuentes agregaron que Benedicto XVI ahora tampoco  puede tocar el piano, una de sus mayores aficiones.

Aún así, el pontífice confirmó que mañana celebrará la  habitual plegaria del Angelus dominical en Romano Canavese, la  pequeña localidad del Piamonte (al sur del Val d'Aosta) donde  nació el cardenal Bertone, y que el 24 de julio celebrará las  Vísperas en la catedral de Aosta, donde rendirá homenaje a San  Anselmo, que nació y murió en esa ciudad hace 900 años.

El accidente del Papa tuvo consecuencias imprevistas, a su  vez, para tres monjas italianas, que en cuanto se enteraron que  Benedicto XVI había sufrido una fractura salieron inmediatamente  hacia Aosta en automóvil, y fueron detenidas en una carretera de  Piamonte mientras circulaban a más de 180 km por hora.

Detenidas por un agente de policía que les reprochó la  velocidad a la que procedían, las monjas le contestaron: "Hijo  mío, tienes razón, pero íbamos tan rápido porque estamos  preocupadas por la salud del Santo Padre".

La excusa, sin embargo, no funcionó y la religiosa que estaba  conduciendo, de 56 años, sufrió una multa de 375 euros y el  retiro inmediato de su licencia de conducir, por lo que tuvo que  ceder el volante a su colega de 65 años.