Bernard Hopkins tenía un sueño. Llegar a los 50 años como campeón del mundo de los semipesados. Para ello, sólo tenía que defender sus coronas de la AMB y la FIB para asegurarse ser el primer monarca de la historia en cruzar el umbral de las cinco décadas. Pero no pudo.
El ruso Sergey Kovalev, 17 años menor que el Alien, como le gusta al norteamericano que lo apoden, no sólo le dio una clase de boxeo, sino que le dejó en claro que el tiempo ya no juega a su favor. El europeo, que derribó a Hopkins en el primer asalto gracias a un certero gancho en la cabeza, se impuso cómodamente en las tarjetas de los jueces, consolidándose como el rey indiscutido de la categoría de los semipesados.
Hopkins, que se había convertido en el boxeador más longevo en conquistar un título mundial y también en defenderlo, ahora se enfrenta a la gran disyuntiva: retirarse o seguir buscando un nuevo reto en un deporte que lo ha tenido como gran protagonista en las últimas tres décadas.
Pero más allá de la derrota del sábado en la noche en Atlantic City, el ex campeón mediano y supermediano merece un lugar destacado en la historia del deporte de los puños. Pagó caro el precio de ser un ex presidiario. Los cinco años que pasó en la cárcel por robo a mano a armada, no sólo lo alejaron del ring por mucho tiempo, sino que además debió luchar contra los prejuicios y el resentimiento por su condición.
"Si hubiese sido blanco, todo habría sido distinto a lo largo de mi carrera", aseguró hace poco Hopkins, oriundo de Filadelfia, tal como uno de sus ídolos de infancia, el gran Joe Frazier, y que en su foja anota victorias sobre varios de los más grandes campeones del último tiempo, como Félix Trinidad, Óscar De la Hoya y Roy Jones Jr.
"En este momento estoy 50 y 50 sobre mi futuro. No sé lo que voy a hacer. Todavía tengo ganas de seguir peleando, pero ya será hora de una decisión", confesó Hopkins tras ver esfumado su sueño de llegar a las cinco décadas de vida como campeón vigente de los semipesados. En todo caso, sea cual sea su respuesta de cara al futuro de su carrera, el Alien ya tiene bien ganado su lugar en el Salón de la Fama del boxeo.