La línea Cardones-Polpaico es emblemática para la empresa colombiana ISA por varias razones. Por su inversión, que supera los US$ 1.000 millones; porque será clave tras la unión de los sistemas interconectados Central (SIC) y el del Norte Grande (SING); y por la oposición ciudadana que debió enfrentar. Sin embargo, Bernardo Vargas, presidente de la firma colombiana, destacó el apoyo que ha recibido el proyecto por parte del gobierno. También, el aprendizaje que esta iniciativa ha representado para la firma.
Pero no es la única propuesta de la compañía en materia eléctrica, puesto que ya está en conversaciones con fondos canadienses para desarrollar inversión en el país. Además, el ejecutivo aseguró que a través de la filial Intervial miran con atención el Fondo de Infraestructura anunciado en mayo por el Ejecutivo, así como el desarrollo de distintas rutas en el sur.
¿En su visita conversó con el gobierno sobre los avances del proyecto Cardones-Polpaico?
Estuve en una reunión que me pareció muy emblemática en Londres hace algunos meses, en el Chile Day. Tuvimos una reunión con los ministros Valdés y Undurraga, un grupo pequeño de unos 15 inversionistas, que según ellos somos los inversionistas más importantes en Chile ahora. Me sorprendió que el ministro Valdés señalara que a su juicio el proyecto más importante que hay desde el punto de vista estratégico es la línea Cardones-Polpaico, lo cual para nosotros es interesante, pero nos da la responsabilidad que esto se desarrolle bien.
Además de la oposición ciudadana, el proyecto también se enfrentó a empresarios y municipios. ¿Cómo se dialoga con estos grupos de interés?
Este es un proceso de aprendizaje para las compañías que estamos en este negocio. Acá hubo números interesantes. Entre ellos, las más de 1.590 preguntas que tuvimos que contestar en una adenda (complemento aclaratorio) muy nutrida. Lo que nos da tranquilidad es que la discusión con la comunidad no sólo han sido numerosas, sino que también abiertas. Hemos podido exponer ante la población y hoy, ante casi la totalidad, hay claridad y acuerdo. Eso nos deja tranquilos para poder construir.
¿Sirvió de aprendizaje para la empresa el desarrollo de Cardones-Polpaico?
Muchísimo, ha sido un aprendizaje. Nosotros, siendo nuevos y construyendo una línea de tal envergadura, teníamos que probarnos no sólo ante las autoridades, sino que ante las comunidades, que somos una empresa responsable y que somos capaces de cumplir. Desde ese punto de vista, hasta ahora vamos tranquilos.
¿Cumplirán con los plazos de entrega del proyecto?
Cardones-Polpaico debemos entregarlo a fines de 2017. El diseño que armamos de cronograma nos da para que cumplamos.
¿Están mirando otros proyectos en el país?
Estamos muy interesados en quedarnos y crecer en Chile. Miramos oportunidades en los diferentes negocios donde estamos. En cuanto a carreteras vemos iniciativas privadas en el sur de Chile, en el sector de Pucón. También lo hacemos, muy de cerca, con el plan de infraestructura que ha propuesto Obras Públicas (MOP), y allí ya tenemos priorizadas las obras donde nos gustaría participar. En lo eléctrico, no sólo tenemos conversaciones con autoridades; también con competidores. Vengo de Canadá, donde muchos fondos canadienses están acá, y tenemos conversaciones sobre Chile, sobre la posibilidad de hacer cosas juntos.
¿Cuáles son los puntos que les interesa del Fondo de Infraestructuras?
Nos parece muy interesante. Es novedoso que el gobierno sea el impulsor de este tipo de iniciativas. A los que hacemos infraestructuras esto nos gusta, porque nos da opciones y fuentes alternativas adicionales de construcción. Al Fondo creo que todavía le faltan 'hervores', y no tenemos el enfoque específico de que podemos hacer utilizándolo, pero pensamos que es una iniciativa positiva.
¿Cuánto invertirán en el país en los próximos años?
Tenemos más de US$ 1.000 millones comprometidos en lo que tiene que ver con las líneas de transmisión y carreteras. El tramo dos de la ruta sur se termina a fines de año, y ya estamos en conversaciones con el MOP para el tramo tres, que involucra otros US$ 100 millones. Estamos mirando mejoras tecnológicas de paso por peajes, implementando led para hacer más eficientes las carreteras. Si el proyecto que tenemos para el sur de Chile en carreteras, y si las conversaciones para el tramo tres se encaminan, eso da cabida para unos US$ 200 o US$ 300 millones más.
¿Chile es un país atractivo para invertir, atendiendo a las reformas que impulsa el gobierno?
No conozco en detalle la reforma laboral. Pero en todos los países donde estamos las materias laborales nos afectan de manera muy importante (...) Buena parte de nuestros costos está ahí, de tal manera que pedimos a los gobiernos donde estamos que sean muy responsables en entender la visión del sector privado. Ojalá que eso salga bien, porque es crítico para lo que nosotros hacemos