Cerca del mediodía del viernes 29 de julio, Beto Cuevas se sentó frente a su computador y tardó prácticamente un segundo en multiplicar por el planeta una de las determinaciones más inesperadas de su vida. "Me costó mucho la decisión, pero desde el momento en que apreté Enter y subí ese comunicado a mi Facebook, me sentí profundamente feliz. Fue como sacarme una tonelada de la espalda. Fue muy liberador. Sé que fue algo que no esperaba mucha gente, pero espero compensarlo haciendo buena música, para eso estoy acá".

Ese día, el cantante anunció sorpresivamente el nuevo fin de La Ley, concluyendo de un plumazo una segunda vida iniciada en 2014 en el Festival de Viña y que incluso en abril pasado arrojó un último álbum, Adaptación, uno de los más solventes en la trayectoria del conjunto. "Después de varias conversaciones y meses de gira, hoy se cierra el último capítulo de un libro llamado La Ley", empezaba el texto con que no sólo liquidaba a una banda con shows anunciados y proyectos a futuros; en ese preciso minuto, el músico nuevamente se arrojaba a un destino musical en solitario. Un capítulo que la semana pasada concibió su primer single, Mírame a los ojos, y que ya tiene pactado un tour por Chile desde los últimos días de enero.

"Soy una persona que trabaja mucho con las emociones. Cuando tengo algo que decir o me pasan cosas, suelo hacer un dibujo, pintar o hacer música. Y este caso no es la excepción. Este tema partió al piano, que no es mi instrumento natural, y salió de manera muy simple. Es cierto que no era parte del plan inicial tomar un camino solista. Pero las cosas se dieron de esa manera y en la vida hay momentos más difíciles que otros, y en vez de ahogarlos en alcohol o excesos, yo prefiero hacer canciones y encontrar la verdad en ellas", explica el intérprete, al teléfono con La Tercera desde EE.UU.

El inicio de su actual vida solista fue todo lo contrario que en 2005: ahora fue abrupta, sin planificación y sin tiempo para tomarse una pausa. ¿Fue más difícil?

Fue muy bueno, porque lamentablemente las cosas no se dieron como yo hubiese querido, entonces en ese último tiempo que estuvimos trabajando como grupo no tenía ni la energía ni la onda alrededor mío como para sentirme bien. Por lo que, al volver en solitario, fue completamente diferente. Fue mucho más amable, porque las decisiones artísticas son tuyas, tú cortas el queque. Es muy importante, en cualquier agrupación, que exista una persona que marque el norte. Mientras todos los que están a tu alrededor entiendan eso y sepan que esa es la forma de trabajar, sin menospreciar el aporte de cada uno, las cosas funcionan y eso se ve reflejado en la música.

¿No pasó eso en esta última etapa de La Ley?

Yo en este regreso de La Ley quise volver de una manera mucho más democrática que antes y definitivamente no funcionó, porque se necesita un norte y un liderazgo muy claro. Cuando hay muchos cocineros en la cocina y uno revuelve para un lado y otro para el otro, es complicado que fluya la parte musical.

Cualquiera pensaría que la democracia es lo mejor al interior de una banda.

Sí, pero así como en una compañía existe un presidente, un CEO, o en un país hay un gobernante, siempre tiene que haber una persona que marque el norte. Y eso siempre lo hice yo, a pesar que a veces esa actitud pueda afectarle el ego a algunas personas. Siento que en la práctica de esa democracia absoluta se perdió el norte y las cosas no se dieron, por lo que simplemente yo elegí ser feliz. No estoy dispuesto nunca más en mi vida a comprometer esa felicidad, porque yo amo lo que hago. Hacer un trabajo en circunstancias en que no eres feliz es una traición a ti mismo y a la música, entonces tuve que tomar esa determinación para no morir en vida.

¿Así lo sentía?

Así lo sentía. No estaba bien donde estaba y no fue una determinación tomada a la ligera. Fue todo un proceso, hubo tiempo, se intentó. Me dolió también, porque teníamos comprometidos como 60 shows, pero no estaba dispuesto a transar por plata mi salud, mi bienestar y mi amor por lo que hago. No estaba dispuesto a enfermarme haciendo lo que más amo. Para mí eso es venderle el alma al diablo y yo no soy de ese equipo.

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¿Qué lo hacía tan infeliz?

Ya no me sentía cómodo, simplemente. Tratamos de arreglar las cosas, pero no se pudo. Yo me puedo morir mañana y no quiero llegar a un punto de arrepentirme por perder el tiempo en algo que no quería hacer. Se me trató bajo la retórica de mis ex compañeros, cuando dijeron (en un video colgado en la web) 'fue una decisión tomada unilateralmente'. Sí, la tomé yo, pero no fue sin que ellos no supieran. Y evidentemente tampoco ellos ayudaron a que (la ruptura) no sucediera. Y mi elección fue la correcta, elegí ser yo nuevamente, ser honesto con lo que hago y no estar en un lugar sólo porque hay una estructura y un contrato.

¿Qué le molestó de sus compañeros, Pedro Frugone y Mauricio Clavería? ¿Querían más protagonismo?

Prefiero no hablar de lo que pienso de ellos, no quiero abrir un canal de comunicación a través de terceros. Yo sólo les deseo paz interna para que puedan desarrollar lo que quieran, son muy talentosos en lo que hacen. Y prefiero quedarme con lo positivo.

¿No le merece alguna opinión el proyecto DIACERO que formaron con otros ex La Ley y donde cantarán temas del grupo?

Les deseo paz y prosperidad. Cuando ellos hagan lo que quieran desde un lugar honesto y desde el corazón, todo les va a salir muy bien y no van a tener que ni siquiera recordarme.

¿Pueden ellos interpretar sin problemas el repertorio de La Ley?

Por el momento, sí. Que hagan lo que ellos quieran. Yo no tengo ningún atado. No hay impedimento, ¿para qué? Hay muchas bandas que tocan covers de La Ley y qué voy a hacer yo. ¿Acaso voy a ir a decirles 'no tienen derecho a tocar esas canciones, porque es mi grupo, porque es mi marca?'. No, la verdad, no. Tocar canciones de La Ley va a ser un buen homenaje.

En resumen, ¿nunca le incomodó retomar su carrera solista?

No, en absoluto. Nunca me ha dado lata, si siempre he tenido el rol protagónico. También lo tenía en La Ley, porque los cantantes tenemos eso, somos los que estamos en la primera línea. No tengo ningún problema en ser yo y en seguir creando cosas que no se parezcan a las del pasado. Me gusta hacer discos que respondan a una época y lo que salga de ahora va graficar muy bien lo que quiero hacer. Ya estoy pensando un álbum para 2017. Quiero volver a meterle más polenta a mi música. Y cuando hago algo que me gusta, soy feliz.