Los Grammy aún no comenzaban, y ya había un gran ganador: David Bowie. La versión número 59 del honor más grande de la industria musical norteamericana, comenzó a entregar trofeos, como siempre, antes de la parte televisada. Así, antes de Beyoncé muy embarazada o de las lágrimas de Adele, nombres como John Williams, Megadeth y hasta The Beatles -por el documental Eight Days a Week de Ron Howard-, se llevaron gramófonos dorados. Pero el gran triunfo era de David Bowie, quien llevaba cuatro Grammy por Blackstar. El duque blanco, fallecido hace poco más de un año, no había ganado un Grammy antes por su música, sino sólo por un video hace décadas, y ahora su último disco se ganó Mejor interpretación de Rock y Mejor álbum alternativo, entro otros. Más adelante, ya en la parte televisiva, sumó otro premio, de Mejor Album Rock; así el camaleón obtuvo póstumamente cinco premios en total.

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Beyoncé. Foto AFP.

Beyoncé. Foto AFP.[/caption]

La ceremonia en el Staples Center de Los Angeles comenzó su transmisión con una revancha: tras problemas de sonido en su presentación del año anterior, fue Adele quien abrió los fuegos, con una impecable rendición de su hit Hello; podía estar confiada, la estrella británica ya había ganado dos premios hasta ese momento, a mejor interpretación solo de pop, y mejor álbum vocal de pop, por 25.

Pero la noche de Adele cambió rápidamente, ya que después vino un gran traspié, otra vez, creando ya una maldición del Grammy: en su homenaje a George Michael, cantando Fast Love, lo que era una de las grandes sorpresas de la velada se transformó en un pequeño bochorno, con Adele pidiendo por favor partir de nuevo, porque no soportaba arruinar la canción y había comenzado mal. El auditorio la apoyó y aplaudió a rabiar, aunque la artista se veía absolutamente consternada.

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Adele en su tributo a George Michael. Foto REUTERS.

Adele en su tributo a George Michael. Foto REUTERS.[/caption]

El gran duelo de la noche era por los premios mayores, en tres categorías, para Adele y otra gran reina de la música: Beyoncé. Al cierre de esta edición, la británica se había llevado Mejor canción, derrotando a la ídola afroamericana.

Esta última se tomó en serio su turno en el micrófono, con su primera aparición pública tras anunciar en Instagram que espera mellizos junto a su marido, el rapero Jay Z. La artista, quien defendía anoche su álbum visual y nuevo hito feminista Lemonade, fue presentada por su madre, Tina Knowles, mientras su hija, Blue Ivy, se encontraba entre el público. Beyoncé hizo un show que giró en torno a la maternidad, convertida en una especie de diosa hindú, rodeada de mujeres, de su propia imagen y la de su familia. Dramática y grandiosa, cantó dos canciones y el público la aplaudió de pie. En unos meses más, la artista hará historia al ser cabeza de cartel del festival Coachella, donde ya estará con un embarazo muy avanzado. Al ganar el Grammy por mejor álbum urbano/contemporáneo, Beyoncé explicó que Lemonade es una pieza de arte para representar el dolor, además que un vehículo para que su hija, o cualquier niña como ella, celebre su belleza y feminidad.

Otro que hizo historia con sus trofeos fue Chance the Rapper, quien se llevó tres gramófonos incluyendo mejor artista nuevo; un premio que hasta hace poco podría no haber calificado para ganar. Coloring book, su disco, sólo está disponible en streaming, y pudo participar luego de que los Grammy se abrieran a cambiar sus bases el año pasado a álbumes que estén lanzados solamente en plataformas digitales, ante una petición del mismo artista.

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Chance the Rapper. Foto REUTERS.

Chance the Rapper. Foto REUTERS.[/caption]

Además del impactante show de Beyoncé, se hace difícil recordar siquiera otra presentación en vivo. Pero otros destacados de la noche fue la reaparición en escenarios de Daft Punk, quienes se presentaron con The Weeknd (quien estará en Lollapalooza Chile en abril). Otro que cantó anoche y que estará pronto en Chile es Ed Sheeran, quien entonó su nuevo single Shape of you (hará dos shows en Movistar Arena). También estuvo Katy Perry quien con Chained to the rythm hizo una de las pocas alusiones políticas de la noche, finalizando con frases de la Constitución de EE.UU. proyectadas y gritando: "¡No al odio". Otros quienes dieron un muy buen show aludiendo al momento que vive EE.UU., fueron Anderson .Paak y A Tribe Called Quest.

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Daft Punk y The Weeknd 2. Foto AFP.

Daft Punk y The Weeknd. Foto AFP.[/caption]

En la tradición de los Grammy de unir a dúo a artistas, tocaron Keith Urban con Carrie Underwood, por ejemplo, o Lukas Graham con Kelsey Ballerini, y Maren Morris con Alicia Keys. También hubo homenajes varios, incluido uno a los Bee Gees, con Demi Lovato, Tori Kelly, Little Big Town y otros interpretando los hits del grupo australiano. Otro honrado de la noche fue Prince, quien recibió un bailado tributo póstumo.

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Bruno Mars en su tributo a Prince. Foto AFP.

Bruno Mars en su tributo a Prince. Foto AFP.[/caption]

Pero si de dúos impensados se trata, el más llamativo fue el de Lady Gaga con Metallica. La artista pop, quien viene de presentarse en el Superbowl, rockeó de lo lindo con James Hetfield y compañía, al ritmo de Moth into the flame; presentación que tuvo otro de los problemas de la noche, cuando el micrófono del vocalista de la banda de rock no funcionó.

Los Grammy, nuevamente, demostraron ser una noche de sorpresas; no todas buenas, algunas bochornos. Pero por sobre todo son una ceremonia larga, donde el show de Beyoncé, sea quizás lo único que pasará a la historia de los premios.

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Lady Gaga junto a Metallica. Foto AFP.

Lady Gaga junto a Metallica. Foto AFP.[/caption]