Forrada en un Armani de diva para cantarle al Presidente Barack Obama en su primer baile oficial con su esposa. O convertida en una guerrera del futuro con los trajes que le hizo especialmente el diseñador francés Thierry Mugler para el show de su gira, la cantante estadounidense Beyoncé Knowles se ha convertido en una de las mujeres con el estilo más celebrado del espectáculo mundial.

Tiene 27 años. Baila furiosa, como poseída, en videoclips como Crazy in love o Deja vù. Posee una voz de mezzosoprano que destacan los críticos, una media docena de éxitos radiales, tres discos como solista y seis con su ex grupo, las Destiny's Child. Ha ganado cinco premios Grammy y ha vendido, en total, 75 millones de discos, con sus propios álbumes y los de la banda que la hizo conocida.

Pero además su look ocupa un lugar entre sus fans, legiones de niñas y adolescentes que van por las calles con las cejas arqueadas y el pelo amarrado en una tirante cola de caballo, como Beyoncé.

Como "súper sexy" la calificaron cuando debutó con sus movimientos fuera de sí, sus minis, escotes y pequeños vestidos apegados a esas curvas que se notan y que nunca ha tratado de disimular. "Me encanta vestirme sexy y portarme como una dama", confesó una vez.

Compararon su estilo con el de la actriz Halle Berry, la misma de X-Men y James Bond. En 2007 fue la segunda mujer negra en posar en la portada del especial de trajebaños de la revista Sports Illustrated, un número que vende cientos de miles de copias por las modelos en bikinis que lleva.

Pero Beyoncé comenzó a dejar esa apuesta "sexy" sólo para el escenario. Y en galas y kilómetros de alfombras rojas empezó a usar vestidos largos. De grandes modistos, o los que diseña junto a su madre -que siempre le hacía los trajes para sus actuaciones- en la marca House of Deréon -Dereón es el apellido de su abuela-.

Con ese cuerpo que ella mantiene corriendo 10 kilómetros todas la mañanas, ensayando al menos dos horas diarias, más la rutina de ejercicios guiada por su entrenador personal, la veinteañera fue retratada sin detalles con el traje de corte entre militar y austriaco del italiano Roberto Cavalli -favorito de Cindy Crawford y Kate Moss- que llevó en otra de las celebraciones de la elección de Obama.

O aparece con un top de Balenciaga en la portada de la publicación Vogue norteamericana, comandada por Anna Wintour, la figura más influyente de la industria del glamour.

Allí Beyonce luce su cola de caballo, apenas con unos aros de brillantes y otras creaciones de Bottega Veneta o del colombiano Juan Carlos Obando, quien ha escalado hasta los primeros lugares de los closets neoyorquinos. "Yo veo a Beyoncé como una guerrera de los tiempos modernos. Es es una mujer libre y tiene un espíritu libre", declaró en ese mismo reportaje Thierry Mugler, emblema de la moda.