La economía de América Latina y el Caribe crecerá un 3% el 2014 y de 3,3% el próximo año, impulsadas por el mejoramiento de las condiciones económicas en Estados Unidos y Europa, de acuerdo a un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) dado a conocer este domingo en el marco de su reunión anual, que realiza en Costa Do Sauipe, Brasil.

La proyección concuerda con el potencial básico de la región a falta de reformas tendientes a aumentar la productividad que impulsen el crecimiento, según el Informe Macroeconómico sobre América Latina y el Caribe de 2014, titulado "La Recuperación Global y la Normalización Monetaria ¿Cómo Evitar una Crónica Anunciada?"

El mejoramiento de las perspectivas económicas en Estados Unidos y Europa ayudará a fomentar el crecimiento y existen posibilidades crecientes de que la economía estadounidense crezca a un ritmo más firme que el previsto, brindando un potencial adicional de crecimiento de la región, especialmente en México, América Central y el Caribe, cuyas economías están más vinculadas a ese país, dice el informe.
 
La región hace frente a dos posibles riesgos negativos, de
impactos financieros si las tasas de interés en los Estados Unidos aumentan a una velocidad mayor a lo previsto y de una reducción del crecimiento real de la región si el crecimiento de China se reduce, advierte el documento.

En este sentido señala que las economías sudamericanas son especialmente vulnerables ante una desaceleración china.

Si bien las economías de la región se encuentran en una posición más sólida que la que tenían durante las crisis financieras de mediados de los años noventa, la mayoría de los países está en una posición más débil que en 2007, antes de que se precipitara la Gran Recesión.

Durante los años recientes, crecieron los niveles de la deuda pública y la dolarización, y los países aumentaron el gasto público en programas menos flexibles a acciones anti cíclicas, según
el estudio.

La política fiscal es crítica mirando hacia delante, un aumento de las tasas de interés en los Estados Unidos puede significar la disminución de los flujos de inversión, hecho que perjudicará el crecimiento y, en algunos casos, producirá depreciaciones del tipo de cambio y mayor inflación, dice el documento.
 
Los países, en especial aquellos con un régimen de tipo de cambio fijo, tendrán menos opciones monetarias y deberán reforzar sus instrumentos fiscales anti cíclicos. "Los saldos fiscales se han
deteriorado y la reconstrucción de los resguardos fiscales debe constituir una prioridad, particularmente en vista de las incertidumbres actuales", señaló Santiago Levy, vicepresidente de
Conocimiento y Sectores del BID.

Pueden surgir, asimismo, riesgos producidos por el fuerte aumento del crédito interno y la emisión de deuda externa en dólares por parte de firmas no financieras, dos fenómenos relacionados entre sí.
Durante los cuatro años recientes, el crédito interno se duplicó y, al mismo tiempo, las firmas han emitido sustanciales montos de deuda en dólares y los depósitos de esas firmas en los sistemas financieros locales representan casi 60% del total depositado.
Los organismos supervisores financieros deben controlar y evaluar cuidadosamente esos riesgos, indica el informe.

La región de América Latina y el Caribe también puede verse ante un riesgo creciente de lo que se denomina Parada Súbita de los flujos de capital. Esta es una circunstancia más grave cuya repercusión depende del déficit fiscal del país, del déficit en cuenta corriente y del nivel de la dolarización y las reservas, entre otras variables.

En la mayoría de los países de la región, esos indicadores han desmejorado durante los años recientes. "Este informe sugiere que los niveles de reservas, si bien son mayores en muchos países, están
por debajo de los niveles óptimos, habida cuenta de los riesgos de una Parada Súbita", dijo el economista del BID Andrew Powell, quien coordinó el estudio.

"Debemos observar más de cerca esos niveles, en este entorno de riesgos ampliados y mayores déficit fiscales y debemos controlar los actuales desfases monetarios y riesgos de liquidez en el sector privado. En este aspecto, no podemos ser complacientes", agregó.