El cuerpo de un hombre permanece inmóvil durante una hora dentro de una vitrina de vidrio. Sus ojos pestañean a ratos imperceptibles, y de su boca asoma una extensa huella de saliva que alcanza a cubrirle una de las piernas. El público, no más de 100 personas, se le acerca de tanto en tanto, intrigado por el sinnúmero de diminutas manchas oscuras en su piel, como si el artista la hubiese embetunado con azul de metileno. Minutos después de bajar las luces, el mismo cuerpo, aún quieto y semidesnudo, comienza a segregar lágrimas y sudor teñidos de un azul luminoso, casi mágico. De fondo, los arreglos musicales electrónicos hacen retumbar los cristales de su celda.
Nacido en Suiza en 1966, Yann Marussich se hizo conocido en su país a fines de los 80, primero como bailarín y luego como un "desollador, confuso, provocador y auténtico" performer de la escena más experimental de Europa, según consignan algunos periódicos del Viejo Continente. Autor de una treintena de coreografías y piezas performáticas, entre los años 1993 y 2000 incursionó además en el campo de la programación artística como director de la Fábrica de Teatro, en Ginebra, así como del Estudio de ADC en la misma ciudad, y que él mismo fundó en 1993.
A poco de cumplir 50 años, el artista suizo hará un alto en Sudamérica a partir de este sábado 13 como invitado estelar de la 17° Bienal de Performance de Buenos Aires, que por primera vez tendrá una extensión en nuestro país entre el 18 y 24 del mismo mes.
Marussich, quien además dictará un workshop de carácter gratuito para 12 artistas locales entre el 22 y 24 de mayo en el Teatro DuocUC, desembarcará en Santiago el próximo jueves 18, a las 19 horas, con uno de sus trabajos más aplaudidos. Hasta la sala N2 del GAM llevará su performance Bleu remix, una revisita a su coreografía Blue Provisoire, estrenada en 2007 en Ginebra. A lo largo de una hora, él mismo se convierte en la principal atracción de la pieza: reclinado sobre una silla cercada por muros transparentes, el artista vacía su cuerpo de un viscoso líquido azul ante el resto.
"Es una coreografía bioquímica, así es como se logra el efecto. Hace décadas que la sabiduría, serenidad y los sueños han sido representados por artistas y expertos en distintas gamas de azul. Es omnipresente, de alguna forma, y sin embargo no existe dentro de nuestro cuerpo. Sólo existe en nuestros sueños y subconsciente", declaró Marussich en una entrevista en 2009 a la prensa francesa. El viernes 19 y sábado 20, en tanto, se tomará el Hall A1 del mismo edificio, con otro de sus unipersonales.
Hombre en peligro
Bain Brisé lleva por título la pieza estrenada en 2010. En ella vemos una tina cubierta por 600 kilos de trozos de vidrio, y a un costado, el antebrazo de un hombre -él mismo- que intenta abrirse paso sin rasgar su piel.
"¿Es esta la paradoja de contemplar a un hombre en peligro? Quizá lo sea", escribió el autor ante el cuestionamiento del público. Aunque ha señalado que la duración de esta performance puede rondar las dos horas, lo cierto es que las puertas de la sala permanecen cerradas hasta que el artista logra liberar su cuerpo de la tina.
Para las tres presentaciones habrá un cupo máximo de 80 personas, mediante retiro de invitaciones en el GAM a partir del lunes 15 de mayo.