Tras meses de "especulaciones", Hillary Clinton confirmó el domingo su candidatura para las elecciones presidenciales de Estados Unidos, que tendrán lugar en noviembre de 2016. Sin embargo, ahora que se despejaron las "dudas" sobre el deseo de la ex secretaria de Estado demócrata de convertirse en la primera mujer Presidenta de EE.UU. ha surgido una interrogante no menor: ¿Cuál será el papel que tendrá su esposo, el ex Presidente Bill Clinton (1993-2001)?
El ex mandatario reveló recientemente que mantendrá un bajo perfil en el marco de la candidatura de su esposa. Para algunos comentaristas, esta estrategia podría quedar en nada cuando comiencen las primarias, por lo que no se descarta que Bill Clinton pueda concretar apariciones en los distintos mítines electorales de su esposa.
"Mi papel principalmente debería ser el de un asesor en las sombras hasta que nos acerquemos mucho más a las elecciones", dijo el ex Presidente en una entrevista con la revista Town & Country.
No es la primera vez que Bill Clinton le quita importancia a su rol dentro de la campaña de su esposa. "Yo soy un simple soldado de un ejército, yo haré lo que me digan que haga", dijo hace unos meses.
No obstante, prácticamente nadie en Washington espera que el ex jefe de Estado se conforme con quedarse atrás del escenario. A sus 68 años, el ex Presidente posee varias cartas que podrían favorecer a Hillary en las elecciones de 2016.
Para empezar, Bill Clinton tiene una poderosa red de contactos y una enorme maquinaria para reunir fondos. De hecho, el ex mandatario es considerado como un elemento clave para los demócratas en las elecciones.
"Su rol más valioso es detrás de escena. Ahí es donde puede hacer su mayor contribución. Está muy bien conectado con donantes ricos y con otros políticos dentro del Partido Demócrata", aseguró Brendan Nyhan, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Dartmouth, citado por France Presse.
Pero también su carisma y el recuerdo de su gestión económica podrían favorecer a su esposa. Una reciente encuesta de NBC/The Wall Street Journal, reveló que el 56% de los estadounidenses tiene una opinión positiva de Bill Clinton. Esta cifra incluso supera a la de Hillary, que tiene un 44% de opinión favorable y 35% de imagen negativa.
La popularidad de la candidata demócrata sufrió un descenso después de que en marzo pasado saliera a la luz que utilizó su cuenta privada de correo electrónico cuando se desempeñaba como secretaria de Estado (2009-2013).
Hace cuatro años, Bill Clinton tuvo un rol clave cuando anunció su apoyo a la candidatura de Barack Obama, para su reelección de 2012.
También tuvo un rol fundamental en la campaña presidencial de su esposa en 2008, cuando perdió frente a Obama. En esa contienda, la presentó regularmente en distintos eventos y en ocasiones en diferentes mítines políticos por cuenta propia en los estados clave.
Pero la presencia de Bill Clinton también le trajo problemas a Hillary. En ocasiones la perjudicó porque sus intervenciones le dieron protagonismo a él y no a ella. Eso, sin contar sus comentarios fuera del libreto de campaña.
Por ejemplo, en la contienda electoral de 2008, Bill Clinton comparó la victoria de Obama en Carolina del Sur con los triunfos electorales del activista negro Jesse Jackson en 1984 y 1988. La analogía fue vista como una manera de minimizar la hazaña de Obama y enfureció a la comunidad afroamericana.
"Mi esposo"
Bill Clinton también escenificó varios descargos públicos frente a la prensa, a la que acusó de aplicar un cierto estándar a su esposa y otro distinto a Obama, además de dar un mejor trato editorial al actual Presidente.
Por ahora, el ex Presidente estará enfocado en la Fundación Clinton, que recientemente fue criticada por recibir donaciones de países extranjeros, algunos con un cuestionado desempeño en Derechos Humanos.
Por eso, los principales asesores que diseñan la campaña de la ex secretaria de Estado, están buscando la forma más adecuada de "usar" a Bill Clinton.
Por ahora, está planificado que Hillary viaje sola durante la primera etapa de la campaña, reuniéndose con grupos pequeños de votantes más que con multitudes para así intentar separar de cierta forma su imagen con la de su marido, algo que ya intentó en 2008 sin mucho éxito.
"Mi esposo ha sido adorable, pero no necesito a nadie para defender mi gestión, yo pienso que él habla por sí mismo", dijo, categórica, en junio de 2014.