Al menos durante este año, la historia de The Smashing Pumpkins se ha sintetizado en una sola secuencia. Billy Corgan (47), su mentor, cantante y único sobreviviente de la formación original, montó en agosto un show solista en Chicago -el único que ha dado en 2014- donde, en el transcurso de un largo set de tres horas, revivió bajo ropaje acústico lo más granado de todos sus proyectos, cerrando con varios miembros de la lucha libre estadounidense sobre el escenario. Algo no calza: composiciones de melancolía y tristeza infinita, parte de ese cancionero noventero que se retorcía entre voces afligidas y melodías lacerantes, acompañando a guerreros del ring colmados de músculos y esteroides.
"La lucha libre fue mi mundo durante un tiempo. Los rockeros nos podemos parecer mucho a estos tipos. Algo hay en común", compara el cantante, al teléfono con La Tercera desde EE.UU., y como parte de una dualidad de actividades inaugurada en 2011, cuando se convirtió en director de su propia productora de lucha libre, giro que, en todo caso, sepultó hace poco: "He renunciado a esa empresa. Ya no va más".
Casi en sincronía con ese adiós de los cuerpos robustos, Corgan se alista para volver con su cría más célebre y convencional. Tras un año de nula actividad en vivo, The Smashing Pumpkins retomará funciones en el primer tramo de 2015, con visita a las tres ediciones sudamericanas de Lollapalooza, partiendo el 14 y 15 de marzo como uno de los protagonistas de la réplica santiaguina, en su tercer paso por el país luego de 1998 y 2010. La misma franquicia que en su versión norteamericana lo tuvo como invitado consular en ese 1994 en que se suicidó su coetáneo más afamado, Kurt Cobain, y que marcó el preámbulo de su obra mayor, Mellon collie and the infinite sadness (1995), donde aparecían hits como Tonight, Tonight, 1979 y Bullet with butterfly wings.
"Cuando era joven, festivales como Lollapalooza me volvían loco, porque siempre pensaba que eran eventos sobre cualquier otra cosa, menos acerca de la música. Esa visión ha cambiado con el tiempo, porque al final un espectáculo así es una gran oportunidad para llevar la música a la mayor cantidad posible de personas, especialmente a la gente joven", sentencia el cantautor. Corgan llegará con una renovada formación de su conjunto, la que sólo revelará hoy ("no puedo adelantar nada, pero será como un Oscar de las bandas", advierte) y que en un principio no incluye al baterista Tommy Lee (Mötley Crüe), con quien grabó el próximo álbum de la agrupación, Monuments to an elegy, con estreno para diciembre y que sucederá al consistente Oceania (2012).
Todos los miembros originales del grupo abandonaron sus filas y sólo sobrevive Jeff Schroeder, que se sumó en 2007. ¿Por qué ha sido compleja la estabilidad en Smashing Pumpkins?
No creo que sea complejo trabajar con más músicos. Quizás es complejo para ellos trabajar conmigo (se ríe).
¿Es difícil trabajar con usted?
En realidad, sí, porque he aprendido a hacer música por mí mismo, con mis máquinas y programas, por lo que no necesito hacer mis proyectos con otros. Lo que me gusta más bien son los cambios, es como un director de películas que va rotando los actores, los camarógrafos, etc., dependiendo del tipo de cinta que quiera realizar.
En la última década, ¿es más arduo lograr la recepción que disfrutaron en los 90?
En general, la respuesta sigue siendo positiva. De todos modos, es difícil lograr que el público escuche algo diferente a lo que están acostumbrados. La prensa no ayuda mucho, porque no le da espacio a nuevas propuestas: hay más medios, blogs y toda esa mierda, pero el enfoque es menor y poco profesional. Pero es difícil para todas las bandas, incluso para las que tienen dos a tres álbumes, no sólo para nosotros. El público está anclado en el pasado.
Usted fue uno de los músicos de los 90 más críticos con el futuro del rock, siempre habló de un panorama sombrío. ¿Se cumplieron sus pronósticos?
¡Totalmente! (se ríe) Igual, es injusto comparar, porque las tecnologías han cambiado la forma en que la gente se relaciona con la música. Además, no escucho música nueva, ni siquiera bandas de los 90. Pero no me gusta profundizar en mi opinión, porque siempre parece que estoy atacando a otros y no es así. Sólo creo que hoy el rock está en una posición muy débil en el mundo.
¿Qué le parecen las estrategias en internet de algunos artistas, que ofrecen discos gratis a través de una marca o al precio que cualquiera decida, como Radiohead o U2?
No olvides que Smashing Pumpkins lanzó un álbum totalmente gratis en 2000 (Machina II/The friends & enemies of modern music). Pero no es una solución práctica. Te sirve a niveles de prensa y difusión, pero sólo logras que la gente se enfoque en el marketing y no en la música. Y así te conviertes en un artista que deja de ofrecer sólo su arte, para empezar a vender celulares, computadores, autos, como veo a muchos ahora. Están comercializando algo, pero a su vez están dejando lo más valioso que tienen. El artista hoy ha perdido su independencia y control sobre sí mismo. Miro los 70 y no veo a Bowie promocionando marcas o "vendiéndose" a otras cosas.
¿Qué expectativas tiene de su visita?
No tengo recuerdos concretos de las dos anteriores, por lo que ahora espero acumular buenas historias. Será un festival genial, respeto mucho a compañeros como Jack White, uno de los músicos que ha actuado de forma independiente, llevando su negocio por sí solo, algo admirable que otros deberían imitar.