La región del Biobío era, en sus mejores tiempos, un polo importante para el fútbol chileno. En plena década de los 80, llegó a tener cinco equipos en Primera. Casi siempre, jugaban a estadio lleno y para los rivales ir a sacar puntos como visitantes era casi una proeza. Incluso a nivel político constituían un bloque que incidía en las decisiones de la Asociación, el denominado Cono Sur.
Hoy, vive, probablemente, su peor momento. Huachipato y Universidad de Concepción cierran la tabla de la Primera División. Iberia y Ñublense transitan en la medianía de la de Primera B. En Segunda División, Naval ocupa el tercer puesto y lucha por el ascenso, pero, tal como Lota Schwager, que marcha en el penúltimo puesto de la tabla, lucha con los problemas económicos. Mientras, Fernández Vial intenta aferrarse a la opción de volver al profesionalismo y Deportes Concepción, a la ilusión de revertir por la vía judicial la desafiliación que, a fines de abril, decretó la ANFP por sus millonarias deudas.
¿Por qué se produce el deterioro? Mario Rodríguez, presidente del Campanil, ahonda en las razones. "El panorama es real. Hay equipos que están muy complicados. Nosotros agarramos una mala racha, de la que no pudimos salir. No encontramos explicación. Es cierto que se fue Gabriel Vargas, nuestro goleador, pero trajimos jugadores para reemplazarlo. Ahora sólo podremos fichar tres y no nos quedará más que invertir para potenciar el equipo", dice el dirigente.
Rodríguez entrega otra explicación, relacionada con la precaria economía de los clubes. "La situación es bien difícil. Las empresas se van con los grandes y cuesta que ayuden al resto. Falta mayor apoyo de los privados. Producto de eso, los clubes se van desfinanciando y se entra en una espiral de la que cuesta salir", afirma. Y, finalmente, alude a factores demográficos: "La ciudad creció. Hay otras distracciones que le quitan público al fútbol. Hay que adaptarse. Lo peor es que el campeonato se interrumpe a cada rato. Hay una gran preocupación por la Selección, pero poca por los clubes".
En Huachipato apuntan a la irregularidad del torneo. "Es un campeonato muy raro. Ganamos un partido y nos vamos arriba. Es lo entretenido de un torneo corto", dicen desde la usina. Igualmente, vaticinan que "en el próximo torneo habrá una gran cantidad de equipos comprometidos". Eso sí, admiten que el plantel que dirige Miguel Ponce es joven y que, tal como el Campanil, "si le metemos tres jugadores experimentados, esto se arregla".
Fernando Rojas, timonel de Naval, es drástico. "El fútbol en la región está podrido. Todos tenemos problemas económicos y si subsiste es porque un par de giles nos metemos la mano al bolsillo. También es un problema general: si te va mal como empresario, ¿cómo vas a invertir en tu hobby?", sentencia.
El directivo alude a varias causas. "La más clara es la falta de identidad de los hinchas. Acá se ven muchas camisetas de Colo Colo, la U o la Católica, lo que en Curicó o en Chillán no sucede, por ejemplo. Y en nuestro caso, el tiempo que pasó desde el Naval original al actual también nos perjudicó. Hay generaciones que no supieron de la historia del anterior", añade. Y, finalmente, coincide en que la amplia oferta de distracciones perjudica a los clubes locales. "A nuestros partidos van menos de mil personas. Con suerte alcanza para pagar los guardias que pide Estadio Seguro. No hemos tenido buenas campañas, pero sin dinero es difícil pensar en armar equipos competitivos", concluye.