Para el periodista británico Austen Ivereigh, autor de la más reciente biografía del Papa Francisco -El Gran Reformador- la próxima encíclica, que se encuentra en etapa de revisión y sería publicada en junio, será un llamado a la acción para hacer frente al cambio climático. Por eso, asegura que la fecha de su publicación no es casual, ya que con ella el Papa busca influir en la Conferencia sobre el Clima que se realizará en París a fines de año.

En esta entrevista con La Tercera el también fundador del movimiento Voces Católicas y ex asesor del cardenal británico Cormac Murphy-O'Connor, analiza los alcances del esperado documento del Papa Francisco.

¿Por qué cree que el Papa decidió dedicar su primera encíclica al tema del cambio Climático? 

Desde el primer momento, o sea el día después de su elección, cuando explicó a los periodistas por qué había elegido el nombre de Francisco (de Asís) se refirió al tema, y en sus dos años de pontificado no han faltado referencias a la necesidad urgente de acción para prevenir el daño ecológico. Parece una preocupación relativamente reciente en su vida: en los últimos años de su tiempo como cardenal arzobispo empezó a interesarse en el tema, conmovido por lo que le testimoniaron los obispos del Amazonas. Para Francisco el tema va íntimamente ligado al funcionamiento de la economía global, que según él, debe estar destinado más al beneficio de la humanidad entera, y no tanto a los intereses consumistas de una minoría rica.

Para Francisco, el calentamiento global es el signo de ese mal funcionamiento, y quiere despertar al mundo adinerado para que actúe. Dice que un sistema económico enfocado en el Dios del dinero necesita explotar despiadadamente la naturaleza para sostener el ritmo frenético de consumismo actual. Y que sólo una reorientación ética de la economía -orientándola al desarrollo integral de la humanidad, lo que significa frenar los hábitos consumistas- puede salvar el planeta.

¿Qué podemos esperar de ese texto?

Lo que se puede esperar de la encíclica es un llamado a la acción, sobre todo buscando influir en la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático de diciembre, cuando se espera que las naciones ricas tomen decisiones decisivas para prevenir el calentamiento global. La encíclica tomará una posición sobre la ciencia del calentamiento global, afirmando que es real y tiene causas humanas. Se referirá a la ecología integral, o sea un llamado al respeto de la gramática divina tanto en el planeta como en temas como la familia. Y pedirá a los católicos un cambio de comportamiento, como miembros de parroquias, como cuidadanos de naciones, y como habitantes del planeta.

¿Qué rol jugaron economistas como Jeffrey Sachs en la elaboración del texto?

El Consejo Pontificio por la Justicia y la Paz, que armó el primer borrador, ha consultado a muchos expertos, además de teólogos como Leonardo Boff que se han especializado en el tema. Han tomado mucho cuidado en asegurar que la ciencia sobre la cual se basa la encíclica refleja un consenso. La Congregación para la doctrina de la fe también lo ha revisado. Para el borrador final, el Papa ha empleado al Arzobispo Manuel 'Tucho' Fernández, rector de la Universidad Católica en Buenos Aires, un viejo colaborador desde los días de la reunión de CELAM en Aparecida en 2007.

¿Qué efecto puede tener la encíclica, en especial en EE.UU., donde hay un sector importante que aún duda del factor humano en el cambio climático?

No hay duda de que un sector de la opinión pública en EE.UU. rechazará la encíclica porque no quiere que se cuestione el modelo norteamericano de crecimiento económico, y dirán que la encíclica es esclava de teorías desacreditadas. Hay católicos que ya están diciendo eso, que hace falta leer con respeto lo que nos tiene que decir el Papa, pero no es necesario 'obedecer' lo que no es propiamente doctrinario. Pero creo que la mayoría de los norteamericanos, católicos y no católicos, van a prestar mucha atención. Creo que la encíclica tendrá un impacto muy grande, en parte por la popularidad y la credibilidad del Papa, y en parte porque va a decir lo que todos sabemos: que el medio ambiente es una cuestión moral.