"I speak spanish" (hablo español) advirtió el Papa tras recibir al Presidente de Estados Unidos en la Biblioteca privada del Palacio Apostólico, el miércoles. La esperada reunión partió fría, con un intérprete que mediaba las palabras entre los dos líderes, y se extendió por 27 minutos. Sin embargo, terminó de manera más distendida, con el Papa bromeando con Melania Trump sobre la potizza, un tradicional plato esloveno e intercambiando regalos. El biógrafo del Papa (autor de El Gran Reformador) y fundador del movimiento Voces Catolicas, Austen Ivereigh, analiza en esta entrevista con La Tercera los alcances de la cita que podría marcar el futuro de la relación entre dos figuras que parece estar en polos opuestos.

¿Qué cree que esperaba el Papa del encuentro con Trump?

Lo primordial era establecer una relación de confianza, cosa que es muy importante para que tanto el Vaticano como el Departamento de Estado puedan trabajar juntos. En ese sentido fue una reunión necesaria y, por lo visto, tuvo éxito. Hubo tensión al principio, pocas sonrisas, pero al final estaban mucho más relajados. Trump le dijo al Papa al terminar "recordaré lo que dijo", pero no sabemos, por supuesto, qué es lo que le dijo el Papa a Trump, precisamente porque estas son reuniones reservadas. Pero el comentario de Trump parece demostrar que esa relación ahora existe.

¿Había interés del Papa en reunirse con Trump?

No. El acercamiento vino de Trump al Papa. El encuentro tenía que ser el miércoles cuando volvía Trump de Israel y Palestina, camino a Bruselas, y la dificultad estaba en que ese día es la audiencia general, por lo que sólo le podía ofrecer un espacio muy temprano en la mañana, a las 8.30. Eso hizo que la reunión no durara más de media hora.

Históricamente ha habido sintonía entre algunos Presidentes de EE.UU. y el Papa de la época. Sucedió con Reagan y Juan Pablo II o con el mismo Barack Obama y el Papa Francisco. ¿Cree que puede lograrse esa sintonía a algún nivel entre Trump y el Papa?

Es cierto que con Obama hubo una relación bastante especial. Obama dice que siempre lleva consigo el rosario negro que le regaló el Papa. Ese tipo de relación evidentemente no existe todavía con Trump y será interesante ver si en los próximos años se pueda desarrollar. ¿Es posible lograr esa sintonía? Bueno, Francisco siempre abre sus puertas a los jefes de Estado, a ellos les gusta mucho ir a conversar con él, es un líder espiritual. Yo creo que no hay ninguna persona con la que el Papa no pueda establecer una sintonía.

El Papa y el Presidente de EE.UU. tienen posiciones opuestas en varios temas como la inmigración y el cambio climático. ¿Cree que el factor Trump complica la agenda internacional del Papa Francisco?

El comunicado del Vaticano después del encuentro hablaba de la acción común que ya existe entre la Iglesia y Washington en cuanto a temas como la vida y la libertad religiosa, pero agregaba que se esperaba que se pudiera trabajar sobre otros temas como la educación, la salud y la atención a los inmigrantes. Es evidente que hay muchas áreas donde no están de acuerdo. El comunicado no mencionó el cambio climático, por eso para los observadores fue muy significativo que entre los documentos que el Papa le entregó a Trump estuviera Laudato Si, su gran encíclica sobre el cambio climático. Es evidente que no están de acuerdo en todo, pero lo importante es que a partir de ahora el Papa puede llamar a Trump para darle consejos o, al revés, y el valor de ese tipo de contacto es infinito.

Trump encarna para algunos mucho de lo que el Papa critica cuando cuestiona el sistema capitalista. ¿Cree que ese factor puede marcar la relación de ambos?

No es ningún secreto que Trump encarnan una serie de valores totalmente opuestos a los del Papa y sobre todo, tal vez la diferencia más grande entre ellos, es que Trump valora mucho el éxito y desprecia el fracaso. Esto hace que Trump sea muy ajeno a la visión cristiana. Hay muchas otras diferencias que no hace falta enumerar, pero como dije, esto no previene que puedan trabajar juntos sobre cuestiones de mutuo interés.