Era 1970, cuando Sylvia Earle llenó un formulario para ser parte del Proyecto Tektite, que como la mayoría en esa época era un programa científico reservado para hombres, en el que una estación científica se sumergería a 15 metros de profundidad frente a la costa de las Islas Vírgenes por unas semanas. Cuando Sylvia llegó donde el jefe del programa, éste la miró y dijo: "Bueno, si la mitad de los peces son hembras, podemos incluir a alguna mujer".

De esa manera, la bióloga marina lideró al primer equipo de mujeres que trabajó en un laboratorio submarino. "En ese tiempo era poco usual que las mujeres fueran buzos, científicas o científicas buzos. Tampoco había mujeres astronautas. Hoy parece absurdo", dice a La Tercera en su reciente visita al país para promover la protección de las aguas de isla de Pascua. "Nos llamaban 'aquachicas' y 'aquanenas', pero no nos importaba mientras pudiéramos vivir bajo el agua. Era fácil pasar muchas horas de noche con los peces".

Hoy Sylvia Earle suma cerca de 70 mil horas bajo el agua haciendo investigación y es considerada una de las oceanógrafas más importantes del mundo.

-¿Qué conclusiones saca después de todo ese tiempo sumergida?

-Tengo una especial empatía por los animales marinos, habiéndolos observado y conocido como individuos. Me doy cuenta de que, como con los humanos, los gatos, los perros y todas la criaturas, cada una de ellas, cada pez o cada estrella de mar, es única. Uno de los milagros de la vida es que cada cosa es diferente de otra, incluso los gemelos idénticos son diferentes".

Ese aprendizaje ha marcado su mirada hacia la vida marina. "Cuando veo una red llena de peces no sólo pienso en toneladas de peces, sino que cada uno es un individuo y no le harías a un pez lo que no le haces a un gato o a un perro. He observado que son inteligentes, hacen elecciones, sienten miedo, dolor y si comprendiéramos lo que realmente son, quizás tendríamos una actitud distinta de mayor respeto. No digo que debamos glorificarlos, sino que respetarlos y tratarlos humanitariamente".

-La primera vez que buceó fue en 1953. ¿Cómo ha cambiado el océano desde entonces? 

Desde los años 50, han ocurrido más cambios en los océanos que durante toda la historia humana previa. Suena como una frase muy fuerte, pero es así, no es una exageración. Ya para mediados del siglo XX, en algunas areas, muchas especies puntuales ya habían sido depredadas. Cuando comencé a bucear en el océano había lugares intactos que hoy han sido destruidos. Cuando la gente me pregunta cuál es el mejor lugar para ir a bucear, les digo que casi cualquier parte, pero 50 años atrás.

UNA MUJER DIRIGIENDO LA NOAA

Sylvia Earle nació en agosto de 1935 en Gibbstown, Nueva Jersey. Estudió ciencias en la Universidad Estatal de Florida e hizo su doctorado en la Universidad de Duke. Además de ser exploradora de National Geographic, fue la primera mujer en asumir la jefatura científica de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (Noaa).

En 2009 recibió el premio TED, que reconoce a los líderes más innovadores con un millón de dólares para cumplir un deseo que pueda cambiar el mundo. El suyo: salvar los océanos. Para ello, y con los fondos de TED, creó el Mission Blue, iniciativa que busca crear una red global de áreas marinas protegidas.

-Misión Blue pretende lograr que al menos 20% del océano esté protegido para el 2020. Hoy menos del 1% está en esa condición. ¿No cree que es una meta ambiciosa?

-Si hay algo que esa meta no es, es ser ambiciosa tomando en cuenta lo que hoy sabemos. El 90% de los grandes peces ha desaparecido. Casi el 40% del fitoplancton que genera oxígeno y captura el carbono se ha ido, lo que perturba el sistema básico de vida del planeta. En sólo 50 años hicimos que el océano literalmente colapsara, porque la tecnología para encontrar y capturar peces hoy es muy eficiente. Nuestra mayor prioridad debe ser usar ese conocimiento para hacer del mundo un lugar vivible para nuestros hijos y para nosotros mismos. No ganamos nada generando alarma por el cambio climático, la acidificación de los océanos o el colapso de la vida marina; son realidades que los científicos tienen la obligación de contar mientras aún tenemos tiempo para actuar. ¿Cuánto tiempo tenemos? Bueno, es difícil. A veces digo que las decisiones que tomemos en los próximos diez años moldearán los próximos 10 mil años.

PROTEGER ISLA DE PASCUA

Sylvia quiere que el mar de isla de Pascua esté entre ese 20%. La primera vez que buceó en Rapa Nui fue en 1964. En esta visita quería repetrir la experiencia, pero quedó pendiente. "La isla de Pascua está en una encrucijada, tienen que tomarse decisiones que protejan no sólo el sustento de las personas que viven allí, sino su propia existencia, sus vidas. Es un símil de lo que ocurre en el mundo: tenemos la opción de defender el planeta que nos ha dado todo, nuestra economía, salud, seguridad, la vida misma".

La semana pasada, la bióloga visitó a la presidenta Bachelet en La Moneda con Jane Lubchenco, recientemente nombrada enviada para los océanos del Presidente Obama, además de Sara Roe, presidenta de la Asociación de Pescadores Artesanales de caleta Hanga Piko, y representantes de la isla. "Vi a las mujeres que son embajadoras de sus comunidades y a la comunidad de pescadores pidiendo al gobierno que pensara en términos de protección de la zona económica exclusiva, protegiendo su capacidad de usar sustentablemente los bienes de su mar. Dicen que respetan el océano, quieren cuidarlo y que están preocupados por la pesca ilegal. Están buscando ayuda para proteger los bienes de su océano y acá tienen una presidenta que es capaz de escuchar lo que otra gente dice y que está preocupada por el futuro de este país".