La pitón reticulada y la boa anaconda son dos de las serpientes más grandes del planeta. Hay casos documentados de ejemplares de hasta diez metros de largo.
Aunque ambas tienen similitudes, son especies distintas.
"Pertenecen a dos familias de serpientes que se separaron evolutivamente hace más de 80 millones de años (durante la era de los dinosaurios)", explica Damien Esquerre, investigador chileno de la U. Nacional Australiana (ANU). Sin embargo, el biólogo descubrió que al vivir en el mismo hábitat, pitones y boas, a pesar de que evolucionaron de forma independiente, lograron desarrollar un aspecto similar. "Evolucionaron independientemente, pero lograron las mismas adaptaciones a los mismos entornos. Por ejemplo, las pitones que viven en los árboles se parecen mucho más a las boas que viven en los árboles que a cualquier otra pitón. Lo mismo pasa con las que son acuáticas, subterráneas, terrestres, etc.", explica el experto.
Según Esquerre, es un ejemplo más de lo que los científicos llaman evolución convergente, es decir, el origen de los mismos rasgos en especies distintas, como por ejemplo, el origen de las alas en los insectos, aves, murciélagos y pterosaurios, todas especies muy distintas, pero que evolucionaron de manera similar.
Un famoso ejemplo de evolución convergente son los tiburones y delfines, que no están relacionados, pero han evolucionado estructuras corporales similares.
"Puede parecer trivial para la mayoría, pero para los biólogos, descubrir casos así, provee de una de las evidencias más fuertes de que la evolución sucede por selección natural. Cuando observamos los mismos rasgos que evolucionan una y otra vez independientemente pero bajo circunstancias similares, podemos inferir que esos rasgos son adaptaciones a esas circunstancias", añade.
"Muy rara vez se documenta dos familias enteras de animales o plantas experimentando evolución convergente. En general, sea hace sólo entre dos especies o grupos más pequeños".
El experto dice además que su estudio es uno de los más grandes hechos sobre el tema.
La investigación se centró en la forma de la cabeza de cerca de 2.000 especímenes en colecciones de museos en Australia y América.
Vida fuera de la Tierra
Según el experto, estudios sobre evolución convergente pueden tener implicancia en la búsqueda de vida extraterrestre. "Cuando se observa la misma cosa evolucionando bajo las mismas circunstancias una y otra vez, obtenemos un componente de predictabilidad en la evolución de la vida, un proceso altamente impredecible y complejo. Si encontramos un planeta habitable que tenga ambientes similares a los que observamos en la Tierra, digamos que tiene océanos, podemos inferir que si ha habido vida evolucionando por suficiente tiempo ahí podríamos encontrar formas de vida similares a las que hay en la Tierra, en otras palabras, evolución convergente respecto a la vida en la Tierra", explica.