El ex primer ministro británico, Tony Blair, habría presionado a su sucesor en el cargo, Gordon Brown, para que la investigación sobre la guerra de Irak, anunciada esta semana, se llevara a cabo en secreto.

Según publica hoy "The Observer", Blair trató de influir en Brown a través del ministro del Gabinete, Gus O'Donnell, por temor a que se filtrase un diálogo directo con el actual jefe del Gobierno.

Al parecer, el antiguo líder laborista, aliado del ex presidente de EEUU George W. Bush durante el conflicto, no quería prestar testimonio en público y bajo juramento sobre el uso de la información de inteligencia y sus conversaciones con Bush antes de la contienda.

Una comparecencia pública de Blair ante la investigación, complicaría su intento de convertirse en el presidente de la Unión Europea, puesto para el que necesita el apoyo de países europeos que se oposieron a la guerra.

Un portavoz del ex líder británico comentó que la iniciativa de abrir la pesquisa, que comenzará el próximo mes, constituye "una decisión del actual Primer Ministro, no del anterior".
 
PRIMERO A PUERTAS CERRADAS
El pasado lunes, Brown anunció ante el Parlamento que la investigación, presidida por ex subsecretario de Estado permanente para la Oficina de Irlanda del Norte, John Chilcot, sería a puerta cerrada para no comprometer la seguridad nacional.

Pero el jueves, el Primer Ministro cambió de parecer y accedió a que la pesquisa sea parcialmente pública tras las presiones recibidas por parte de la oposición, los militares y las familias de los soldados muertos.

Entre los críticos del Gobierno destacó el ex primer ministro conservador John Major, que tildó de "inexplicable" la decisión inicial de hacer la investigación en privado y advirtió del riesgo de que los ciudadanos consideren la pesquisa un "encubrimiento".