La final del campeonato griego parecía tener un ganador claro, Panathinaikos se encaminaba hacia el triunfo ante el local Olimpiakos, pero la definición tuvo que suspenderse. Los hinchas comenzaron a detonar fuegos artificiales en el interior del gimnasio, una conducta altamente peligrosa y que ponía en serio riesgo la integridad de los espectadores y de los jugadores.
Panathinaikos ganó el duelo por 51-66, pero no pudo celebrar. A esas alturas, el recinto estaba cubierto por humo, lo que obligó a detener el encuentro y a desalojar el recinto, curiosamente llamado Pabellón de la Paz y la Amistad. También hubo seguidores que invadieron la cancha. En la reanudación sólo hubo un doble más.
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