El fabricante de aviones Boeing cerró 2010 con un bajo rendimiento, con una caída de la facturación de un 8,0% en comparación con el mismo período del año anterior, hasta los US$16.600 millones, según informó en Chicago.
El resultado se debió a malas ventas de los modelos 777 y 747. Las ganancias netas cayeron en la misma proporción a US$1.200 millones. De no haber sido por una importante reducción de impuestos que recibió la compañía, el resultado habría sido peor.
El presidente de Boeing, Jim McNerney, se mostró pese a todo optimista y subrayó que hay pedidos récord gracias a la recuperación del sector y que este año ya tienen completamente vendida la producción.
Los inversores se vieron en cambio decepcionados, porque McNerney reconoció que los beneficios de 2011 serán menores, entre otras cosas porque los dos nuevos modelos 787 "Dreamliner" y el jumbo 747-8 ampliado saldrán al mercado con mucho retraso.