El gobierno de Bolivia declaró el lunes emergencia nacional ante la escasez de agua generada por su peor sequía en cerca de un cuarto de siglo, una situación que ha provocado amplias protestas.

En una conferencia, el presidente Evo Morales ordenó movilizar recursos humanos y económicos para perforar pozos y acarrear agua en camiones desde lagunas cercanas a las ciudades, en momentos en que las mayores represas que abastecen a la ciudad de La Paz, sede del Gobierno, están casi secas.

"Hay que estar preparados para lo peor. Siento que este calentamiento global va a continuar, por tanto, hay que planificar las grandes inversiones" en obras para garantizar el abastecimiento de agua, dijo Morales.

La sequía, que está golpeando a los agricultores y ha generado roces entre campesinos y mineros por el uso de recursos hídricos, también ha disparado las protestas en los últimos días. En La Paz se han registrado largas filas para recibir agua, mientras que las comunidades indígenas han llamado a hacer rituales para que llueva.

La semana pasada, un viceministro y funcionarios de la distribuidora local de agua fueron retenidos durante horas por habitantes de El Alto, ciudad vecina de La Paz, para pedir al Gobierno acciones que mitiguen la falta de agua potable.

A raíz del problema, la administración de Morales empezó a aplicar una política de racionamiento permanente de agua.

Los cortes se intensificaron desde el domingo y se extendieron a la vecina ciudad de El Alto. La emergencia abarca a gran parte de La Paz. Los barrios más afectados recibirán agua tres horas cada tres días, según un nuevo plan. El gobierno anunció que también habrá más camiones cisternas distribuyendo agua.

Las autoridades calculan que la escasez está afectando a unas 125.000 familias y que hay unas 290.000 hectáreas agrícolas y unas 360.000 cabezas de ganado en riesgo en el país vecino.

El servicio de meteorología anticipó que no se esperan lluvias hasta los primeros dí­as de diciembre.