La moneda brasileña cerró este lunes con su mayor baja diaria desde fines del 2011 y la bolsa retrocedió a un mínimo de más de seis meses, porque los inversionistas se mostraron preocupados por las perspectivas económicas del país tras la reelección el domingo de la mandataria izquierdista Dilma Rousseff.
El real cerró con una baja de un 2,68% a 2,529 unidades la venta, tras llegar a caer en la jornada un 4,21% a 2,506 reales. La pérdida al cierre fue la mayor desde el 23 de noviembre del 2011.
En tanto, el principal índice bursátil, el Bovespa, cerró con una caída de un 2,7% a 50.503 puntos, tras desplomarse durante la jornada un 6,2% a 48.722 unidades.
La bolsa fue presionada por una baja de los papeles preferentes de la petrolera estatal Petrobras, que perdieron un 12,33% a 14,29 reales, su mayor pérdida desde noviembre de 2008.
La reelección de Dilma Rousseff anuló las expectativas que tenían los inversionistas de un cambio en las políticas económicas del país.
No obstante, el mercado podría animarse si la mandataria entrega señales de que ajustará sus medidas para impulsar a la economía de Brasil, como sugirió en el discurso que pronunció tras ser declarada ganadora en la elección del domingo.
Tras la campaña más reñida y divisiva desde el retorno de Brasil a la democracia, Rousseff obtuvo un 51,6% de los votos en el balotaje contra Aécio Neves, el candidato favorito de los mercados, que tuvo un 48,4% de apoyo.
"Brasil decepcionó a los inversionistas cuando reinstaló a la actual mandataria, Dilma Rousseff, en el sillón presidencial", dijo el gestor de fondos de inversión Schroders en una nota a clientes. "Las esperanzas de una reforma que resuelva los problemas económicos estructurales de Brasil se han desvanecido, si no destruido", sostuvo.
La agitada y cambiante campaña electoral provocó fuertes giros en los mercados financieros de Brasil, con avances cada vez que Rousseff caía en las encuestas y declives cuando la mandataria tomaba la delantera.
Las políticas económicas de Rousseff han sido muy criticadas por los inversionistas, que dicen empujaron a Brasil a una recesión, y dañaron a firmas estatales como Petrobras y Banco do Brasil.
En el mercado cambiario, el real se depreciaba un 2,71% a 2,5254 unidades por dólar. Más temprano, la divisa llegó a debilitarse hasta un 4%.