Brad Pitt y la guerra: los cerebros de War Machine explican la nueva película de Netflix
El director David Michôd y el productor Jeremy Kleiner hablan con La Tercera sobre la cinta. La sátira bélica, basada en hechos reales, se estrena hoy a través de la plataforma de streaming.
El general Glen McMahon (Brad Pitt) es un soldado a la antigua. Piensa que no hay guerra ni batalla que no se pueda ganar; que si hay un problema sin solución aparente es solo por la falta de determinación de la persona a cargo de resolverlo. Desestima la opinión de los políticos por considerarlos inexpertos en un verdadero campo de batalla. Cuando alguien le dice que hay un territorio en Afganistán que está perdido, que es mejor dejárselo a los insurgentes, es precisamente el lugar por el que decide luchar.
McMahon, protagonista de la película bélica War Machine -que se estrena hoy en Netflix- es un personaje ficticio, pero su inspiración, el general Stanley McChrystal, no lo es. Entre 2009 y 2010, el militar norteamericano fue el encargado de liderar las cada vez más abrumadas tropas estadounidenses en Afganistán. Su gestión terminó en polémica cuando un artículo de la revista Rolling Stone destapó no sólo la falta de estrategias concretas de McChrystal, sino también la indisciplinada y a ratos alcoholizada conducta de su pelotón, además de fuertes dichos emitidos contra el entonces presidente Barack Obama. El general fue dado de baja.
Con tono satírico, War Machine, cinta que La Tercera pudo ver durante su primera exhibición en Ciudad de México, muestra una visión crítica sobre la ingenuidad con la que Estados Unidos enfrenta sus conflictos bélicos, donde se asume que la paz se puede conseguir a través de balas y granadas.
"Quería hacer una película que fuera tanto sobre lo absurdo del comportamiento de los altos cargos del ejército y también de los políticos, pero que también dejara en claro el horror y la tristeza de una guerra así, tanto para los soldados como para los civiles", explica el director australiano David Michôd (Animal kingdom), después de la película. A su lado se sienta el estadounidense Jeremy Kleiner, co-presidente de Plan B Entertainment, la productora de Brad Pitt, labor con la que ha ganado dos Oscar a Mejor Película, el más reciente en febrero por Moonlight. "Creo que la película de todas formas busca que la audiencia sienta un respeto y empatía por estos soldados, que muchas veces no hacen las cosas por opción, siguen órdenes. Pero creo que ese respeto implica la necesidad, y hasta el deber también de poder hacerles preguntas difíciles. Es una historia atrevida y creo que la gente aplaudirá la convicción", explica el productor, que, curiosamente, habla perfecto español.
A pesar de que la película presenta la historia de McMahon y compañía -el elenco incluye también a Ben Kingsley, Topher Grace y Tilda Swinton- a través del humor, enfocado en el histriónico general al que Pitt interpreta como una reliquia de otra época sin mucho sentido de la realidad ni habilidades sociales, también resalta la melancolía de un problema que pareciera no acabar nunca; Estados Unidos iniciando conflictos armados sin un objetivo claro y traumatizando a toda una generación de jóvenes soldados. "Estas son personas que dedican muchas veces los mejores años de su vida a una guerra", continúa Kleiner.
"Bajo el pretexto de la guerra contra el terrorismo, Estados Unidos ha estado en guerra constante con seis o siete países, y nadie dice nada; nadie se cuestiona qué es lo que significa eso como ejercicio de poder en el mundo. Ya ni si quiera estamos marchando en las calles para protestarlo. Se ha transformado en un hecho aceptado. Ojalá esta película aporte algo en esa discusión, y lleve a cuestionarnos más esa realidad", agrega Michôd, pausando su pensamiento para comentar riendo: "¿Esta conversación se puso muy oscura, no? Es gracioso que hablemos de estas cosas a partir de una película que es bastante ridícula. Pero está bien, habla del poder de la comedia".
La cinta ha generado opiniones divididas en la crítica. El periódico The New York Times la describió: "tras un comienzo lento, War Machine se transforma en una crítica mordaz de las políticas de guerra en Norteamérica", mientras que la revista Rolling Stone opinó: "Lo brusco de la comedia termina por quitarle sus colmillos a la película".
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