Aunque marcada absolutamente por el Maracanazo, el legendario triunfo de Uruguay ante Brasil en la final, la Copa del Mundo de 1950 también fue un hito para el fútbol, pues significó la reanudación de la competencia, que en ese entonces era premiada con la copa Jules Rimet, luego del trágico vacío producido por la Segunda Guerra Mundial.
Para Chile, implicó el retorno a la competencia, pues sólo había asistido a la primera edición, en Uruguay 1930. La Roja partió con muchas ilusiones, teniendo como base al plantel de Universidad Católica que el año anterior se había adjudicado su primer campeonato nacional, con el argentino José Manuel Moreno como la gran estrella del equipo.
En aquellas formaciones (ver cuadros) era evidente la presencia cruzada, con Sergio Livingstone como estandarte. Entre los jugadores de la franja destacaba el volante (o half, en denominación de la época) Hernán Carvallo, quien disputó los dos primeros de los tres partidos que disputó Chile.
Fernando Carvallo, hijo de Hernán, recuerda que "mi padre no era de hablar mucho, pero igualmente me decía que el Mundial había sido una experiencia maravillosa para todos, por la gente, el país, por la competencia en sí".-
Fernando, ex volante de notable éxito en España y actual técnico en las inferiores de Colo Colo, afirma que "aunque no pasaron, mi papá decía que el equipo había tenido un buen rendimiento, que había hecho un Mundial correcto. Por ejemplo, recordaba que España tenía un plantel magnífico y que él mismo había marcado a Zarra, una leyenda de España".
Carvallo, ex DT de la UC, Unión Española y Palestino, explica que "en ese momento, además, el Maracaná tenía capacidad para más de 200 mil personas y mi papá me decía que el público era un espectáculo impresionante".
Lo malo para los chilenos es que se vinieron apenas concluida su participación. Al respecto, Carvallo matiza que "eran otros tiempos, absolutamente amateurs. no había recursos para prolongar estadías... Si se entrenaba dos o treveces a la semana, como gran cosa, y los futbolistas tenías trabajados adicionales".
Sobre si su padre conservó algún objeto del Mundial, explica que "sí, mantenía el buzo y la camiseta, que era de popelina. Creo que mi hermano Hernán (también técnico y ex futboista) la debe tener. Esos recuerdos eran muy bellos para él".
Hernán Carvallo falleció el 24 de marzo de 2011, a los 88 años.