Suele decirse que por cada persona que vive en Nueva Zelandia, una potencia alimentaria, viven ocho ovejas (40 millones en las islas). La relación en Brasil es mucho más modesta: una cabeza de ganado por cada habitante. Claro que eso lleva a la suma de 200 millones de cabezas de ganado… El país es una potencia agroalimentaria y sus estrategias de inversión apuntan a crecer cada vez más en ese sector. Específicamente en carnes, pretende incluso duplicar su peso en el mercado global en 10 años.

Con 4,1 millones de kilómetros cuadrados de tierra arable -el tamaño de la Unión Europea antes de la incorporación de Bulgaria y Rumania, o la mayor reserva disponible de tierra productiva en el planeta-, difícilmente podría no serlo: gracias a sus condiciones naturales y bajos costos laborales, el país es el primer productor mundial de jugo congelado de naranja, caña de azúcar, productos aviares, carne y café, y el segundo a nivel global de granos de soya.

Una muestra de ese poderío se dejó ver la semana pasada en Chile, al anunciarse que la mayor productora y procesadora de arroz de Latinoamérica, la brasileña Camil Alimentos, adquirió por una suma que bordearía los US$ 100 millones, Empresas Tucapel, que incluye la arrocera más grande de Chile y negocios de legumbres y aceite de oliva.

Camil ya posee operaciones en otros países de la región, así como Marfrig, firma de frigoríficos con operaciones en Uruguay y Argentina y constantemente en expansión. De la misma forma, el gigante agroalimentario Sadia competía con Nestlé en Chile en el segmento de comidas congeladas (hamburguesas) hasta el año pasado, cuando la suiza decidió cerrar esa línea de negocios.

La expansión de grupos alimentarios brasileños por la región no es casualidad. El Ministerio de Agricultura de Brasil tiene un plan para multiplicar su producción de alimentos clave, superficies plantadas y exportaciones, en una década.

El país proyecta tener casi el monopolio mundial en la producción de carne de pollo, pasando desde el 44,6% del total mundial en 2008 al 89,7%, según ese ministerio. En el caso de la carne bovina, la relación pasaría de 31% a 60,6% del total global en 2018. En el segmento bovino, Brasil cuenta con la mayor productora mundial de carne, JBS-Friboi. También se duplicaría la producción de carne porcina, transitando desde 10,1% al 21% en una década.

Una de las metas del plan gubernamental brasileño es incrementar la superficie utilizada del potencial de uso agrario -Brasil sólo usa 17% de ese potencial, según la consultora McKinsey, una fracción del uso en EEUU (ver infografía). Con esa mira, los privados hallan apoyo financiero en el estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES).

TRES VECES CHILE
Mientras Brasil cerrará 2009 como la octava economía más grande del planeta, con un Producto Interno Bruto (PIB) de US$ 1,482 billón, la producción del agronegócio contribuyó en 2008 con el 27% del PIB de ese año (última relación disponible). Esa participación situó el PIB sectorial en US$ 425 mil millones, es decir, casi tres veces lo que la economía chilena produjo ese año. Sólo las exportaciones del sector superan la mitad del PIB chileno.

En 2008, este sector embarcó un récord de US$ 71.800 millones (una expansión de 23%). De ese total, el envío de soya es el más importante, con US$ 18.000 millones en 2008. Le sigue el grupo de las carnes, con US$ 14.540 millones. Los productos lácteos, en tanto, representaron en ese ejercicio exportaciones de US$ 541 millones.

PRINCIPALES PROTAGONISTAS
Existen 51 emisores del sector agroindustrial en la Bolsa de Valores de Sao Paulo (Bovespa). De ese total, 26 están relacionados a la industria alimentaria, desde proveedores de materias primas hasta el despacho de congelados. La otra mitad de empresas se divide en productores de bebidas y cervezas, como Ambev, tabaco, y celulosa y fertilizantes.

La venta media del subgrupo alimentario es de US$ 1.800 millones al año, con un Ebitda también medio de US$ 276 millones, según datos de la Sociedad Brasileña de Economía, Administración y Sociología Rural.

Claro, ésas son medias. A nivel individual, el mercado brasileño tiene en la industria agroalimentaria verdaderos gigantes, como Sadia.

En mayo de este año, ésta y el holding alimentario Perdigão se fusionaron para crear un gigante mundial del rubro -la décima a nivel americano. El resultado, BRF Brasil Foods, tiene ventas anuales de US$ 11 mil millones y exportaciones de US$ 5.500 millones. En conjunto, Sadia y Perdigão tienen 42 fábricas y 120.000 trabajadores.