La imagen que muestra a ambos celebrando -Pelé con lágrimas en la cara y el Presidente Lula con la mirada aún desconcertada- recorrió el mundo hace una semana, luego de que Río de Janeiro fuera designada la sede de los Juegos Olímpicos de 2016. Once millones de cariocas deben estar replicando la celebración hasta hoy: la organización de los Juegos Olímpicos demandará hasta 130.000 puestos de trabajo y generará un impacto económico por US$ 51.000 millones (un 3,5% del PIB actual), a contar de ahora y hasta 2027. Es decir, por dos décadas.

Esa es la previsión oficial del gobierno brasileño que elaboró la Fundación Instituto de Administración de la Universidad de Sao Paulo (FIA), por encargo del Ministerio de Deportes. Las estimaciones de esta facultad sugieren que no sólo el turismo, sino que una variedad de sectores -55 en total- se beneficiarán extraordinariamente a partir de los Jogos en la Cidade Maravilhosa.

El costo del proyecto olímpico en Río significa una inversión de unos US$ 14.400 millones. El estudio de FIA calcula que sobre esa inyección se aplicará un multiplicador de producción de 4,26 veces hacia 2027. Es decir, por cada dólar invertido en la organización de los juegos el sector privado invertirá otros US$ 3,26 en las cadenas productivas asociadas al evento.

En la fase de games hosting o preparativos más realización, el impacto sobre el valor bruto de la producción será de US$ 24.600 millones. En el lapso siguiente, post-juegos, el efecto será de US$ 26.500 millones. Estas estimaciones incluyen, por ejemplo, un incremento en la capacidad hotelera de 20 mil plazas, según las proyecciones del Sindicato de Hoteles, Bares y Restaurantes de Río. Eso redundará, se espera, en una valorización del sector hotelero de entre 15% y 20%.

Mientras en Sydney la llegada de turistas aumentó 12% respecto de un año antes de las Olimpiadas de 2000, los juegos de Barcelona, en 1992, derivaron en un alza de 22%. Brasil espera tasas del orden del 15%.

En general, las ganancias vendrán por los mismos canales que usualmente generan riqueza en otros eventos deportivos de esta magnitud: construcción, derechos televisivos y auspicios, industria turística, sectores minoristas y más empleo, lo cual estimula la demanda.

BENEFICIADOS
La FIA estima que los sectores que más se beneficiarán de la inversión asociada a los Juegos Olímpicos son la construcción (10,5% del total); servicios inmobiliarios (6,3%); servicios prestados a empresas (5,7%); petróleo y gas (5,1%); servicios de información (5%), y transporte y correos (4,8%). Las previsiones de la entidad y del gobierno brasileño sitúan, a partir de todas esas inversiones, una creación de trabajo de 120.833 plazas entre 2009 y 2016, y de 130.970 entre 2017 y 2027.

Indudablemente, el Estado también será uno de los grandes ganadores a partir de los Jogos. "El conjunto de inversiones generará hacia 2027 una recaudación tributaria adicional  para los gobiernos municipal, estatal y federal equivalente al 97% de las inversiones previstas para los Juegos", dice el estudio de la FIA; esto es, US$ 14.000 millones frescos. En otras palabras, el plan de Lula es que a largo plazo (20 años), el presupuesto para organizar los Juegos retorne a las arcas fiscales.

PERO...
En proyectar no hay engaño. Otra cosa es que los planes se transformen en realidad. Y varias organizaciones de Juegos Olímpicos conocen esas divergencias. En este momento el presupuesto para realizar Londres 2012 se sitía en US$ 15.000 millones, según reporta su organización. Ese monto es cuatro veces superior a las primeras estimaciones.

En el campo de las ganancias, las proyecciones pueden también estar perdidas. Antes de Atlanta 1996, se esperaban US$ 5.100 millones en mayor riqueza para la ciudad, pero después se comprobó que las ganancias fueron 20% inferiores. Asimismo, se preveía crear 77.000 puestos de trabajo, y sólo hubo 35.000.

Montreal 1976 sólo terminó de pagar el déficit resultante, de US$ 1.000 millones, hace tres años. Con todo, la ciudad del Carnaval será la anfitriona de una seguidilla de  eventos de gran magnitud, que contribuirán a compensar eventuales traspiés. Los Juegos Mundiales Militares de 2011, la Copa de Confederaciones de 2013 y el Mundial de Fútbol en 2014, anteceden a los Juegos Olímpicos de 2016.