Las precipitaciones produjeron enormes deslizamientos de barro en varias ciudades, donde decenas de miles de personas se han quedado sin techo.

La fuerza de la tormenta fue tal que la destrucción alcanzó incluso a las viviendas bien construidas en áreas pudientes de las localidades más afectadas: Petrópolis, Teresópolis y Nova Friburgo.

En Teresópolis, los trabajadores de la morgue local dijeron estar sobrepasados por el número de personas que buscan a sus parientes desaparecidos.

La cifra de muertos ha superado a la registrada por los deslaves de Caraguatatuba, que tuvieron lugar en el estado de Sao Paulo en 1967. En esa ocasión perdieron la vida 430 personas.

PROBLEMAS DE VIVIENDA
Los analistas afirman que las verdaderas dimensiones de la tragedia sólo comenzarán a conocerse en un mes.

La presidenta de Brasil, Dilma Roussef, visitó las áreas afectadas y prometió un cargamento de varias toneladas de medicinas.

Roussef afirmó que el desastre está ligado a una situación de injusticia social, en la cual las familias de escasos ingresos que no tienen dónde vivir se construyen sus casas en riberas de ríos o laderas de sierras.

"Asentarse en áreas de riesgo en Brasil constituye la regla y no la excepción", dijo la mandataria.

Además, Roussef afirmó que las tres ciudades afectadas sufrieron lo que denominó "la desgracia del populismo".

"Desde los años 80, estas tres ciudades tuvieron un proceso muy semejante al que hubo en Río y otras regiones: la permisividad frente a las ocupaciones irresponsables, como si fuesen aliadas de los más pobres".

"¡ESTA TODO PERDIDO!"
Los trabajadores de rescate siguen removiendo el barro para recuperar cadáveres en la región serrana al noroeste de Río de Janeiro. Por eso, se espera que la cifra de muertos aumente considerablemente.

Un residente de Tresópolis, Carols Eurico, le dijo a la prensa: "Tengo amigos que están enterrados en este lodazal. ¡Está todo perdido!".

Otro habitante de la zona narró una tragedia más: "Una mujer trataba de salvar a sus hijos, pero su bebé de dos meses se lo llevó el torrente como si fuera una muñeca".

La fuerzas armadas instalaron un hospital de emergencia y cientos de personas se han refugiado en el gimnasio de Teresópolis, donde el número de heridos amenaza con sobrepasar a los servicios médicos.

Jorge Mario, alcalde de la ciudad, comentó: "Hay tres o cuatro vecindarios que resultaron totalmente devastados en áreas rurales. Casi no quedan casas en pie, y todos los caminos y puentes están destruidos."

En un dramático rescate, Llair Pereira de Souza, de 53 años, fue levantada con una cuerda desde una casa rodeada por un furioso torrente de agua (clic ver video de la derecha).

"Pensé que iba a morir", contó. Pereira de Souza había saltado al vacío apretando a su perro contra su cuerpo, pero debió soltarlo para poder luchar contra las aguas

"Si hubiera tratado de salvarlo, yo habría muerto. Pobrecito. Se me quedó mirando por un momento y entonces se lo llevó la corriente".

Priscila Lucina es profesora en Petrópolis, donde hay decenas de muertos y numerosos desaparecidos. Sólo el jueves pudo llegar a la escuela donde trabaja.

"Muchos estudiantes, familiares y amigos han sido damnificados. Algunos lo perdieron todo porque tuvieron apenas tiempo para abandonar sus casa con lo puesto", relató.

"Sin agua ni electricidad, me consta el sufrimiento de la gente. Unos ciento cincuenta hombres están revisando las calles en busca de sobrevivientes".