Sesenta días y cinco partidos de la Roja. Eso había transcurrido entre el último partido de Claudio Bravo (se lesionó jugando por el Manchester City) y su reaparición como titular en el duelo de ayer ante Australia. Juan Antonio Pizzi y el físico del capitán decidieron que era momento de regresar. De retomar lo que en Chile tiene dueño hace largo rato.

El golero respondió. En ningún momento dio muestras de sus casi dos meses de inactividad. "En jugadores de ese nivel eso no se nota", había dicho Macanudo en la previa del duelo con los Socceroos. El presagio se cumplió y el formado en Colo Colo dio varias señales de que está de vuelta en buena forma justamente para jugar las semifinales en la Copa Confederaciones ante la Portugal de Cristiano Ronaldo.

En el calentamiento, Bravo fue uno de los más aplaudidos por la parcialidad chilena que llegó hasta Moscú. El arquero respondió al cariño con saludos al aire. Y de ahí, sólo concentración. Pasaba que desde el 27 de abril no jugaba un partido. La espera había sido larga y las ansias crecían. Sin el capitán, Chile había ganado dos duelos, empatado la misma cantidad y perdido uno, sin grandes sobresaltos del suplente Herrera. Pero el capitán ya estaba bien. Y el puesto es suyo.

El Equipo de Todos, al menos en el inicio del juego, se vio distinto. La participación de Bravo en términos de pases, en comparación con los partidos de Herrera ante Camerún y Alemania, fue mayor. Este domingo, ante los oceánicos, el arquero del City dio 45 pases, con 41 correctos, lo que le dio un acierto del 91%. El de la U, en tanto, intentó, en total, 31 pases ante africanos y germanos. Todos fueron correctos.

Bravo tuvo una portentosa atajada a los 36' a Luongo, luego de salir a achicar de muy buena forma. Esa fue la jugada que dio el mensaje definitivo de que el de Viluco está recuperado. Porque aunque se le puede atribuir no haber observado que a Vargas lo irían a apurar dos rivales en el gol australiano, la jugada tuvo muchas otras aristas que nada tuvieron que ver con él. El mismo rebote final en Jara, que le quedó servido a Troisi, es muestra de aquello. Y ahí el ex Real Sociedad poco pudo hacer ante una buena definición.

Por aire también respondió. Cortó los centros que indicaban aquello y puñeteó las pelotas que se veían un poco más complicadas. Y al final, un poco de autocrítica. Porque aunque la Roja se metió entre los cuatro mejores, no jugó bien. "Australia nos complicó, fueron muy inteligentes y el empate fue justo", dijo el portero.

"Mi retorno, tranquilo, como siempre. Con los años uno se toma las cosas de manera diferente. Además, llevamos un montón de tiempo jugando juntos y nos conocemos de sobra. Así es que bien, en líneas generales quedo conforme con mi actuación", agregó sobre su retorno.

Y es cierto. Chile dejó muchas dudas, pero al menos puede tener como certeza que tiene de vuelta al capitán del buque precisamente para buscar el paso a otro duelo final. El '1' de la Roja demostró la jerarquía que se espera de un futbolista como él, de su categoría. Bravo por Bravo.