La justicia noruega dictó otras cuatro semanas de prisión preventiva en régimen de aislamiento total para el ultranacionalista y fundamentalista cristiano Anders Behring Breivik (32), autor confeso del doble atentado de Noruega que dejó 77 muertos.

La prolongación del aislamiento fue decidida hoy, exactamente cuatro semanas después de la explosión del auto bomba en el complejo gubernamental de Oslo, donde murieron ocho personas, a lo que siguió el tiroteo en Utoya, con otras 69 víctimas, en su mayoría adolescentes.

El lunes siguiente a la masacre se dictó la prisión preventiva contra Breivik, en la que fue su primera comparecencia ante el juez. La justicia justificó hoy la prolongación del régimen de aislamiento con el peligro de que el imputado tome contacto con el mundo exterior y ello pueda perjudicar la investigación.

En su segunda comparecencia, Breivik, a quien se denegó asimismo su intención de acudir vestido con esmoquin, calificó de tortura sádica su régimen de aislamiento, por "monótono y aburrido". Sólo tiene comunicación con el mundo exterior a través de su abogado.

A lo largo de la semana pasada, el autor confeso del doble atentado visitó repetidamente Utoya, fuertemente custodiado, para reconstruir la matanza a efectos de la investigación.

FAMILIARES

La decisión de hoy de la justicia noruega coincide con la visita de los familiares directos de 50 de los fallecidos en Utoya, en la primera de las tres jornadas de luto nacional por la matanza.

Para mañana está previsto que visiten Utoya grupos de sobrevivientes del tiroteo, en su mayoría jóvenes que asistían al campamento de las juventudes socialdemócratas, mientras que el domingo se celebrará un acto de Estado en Oslo.

La isla quedó únicamente abierta para la visita de los familiares, quienes llegaron en un baro militar y se desarrolló sin cobertura mediática por decisión de las autoridades.

Según admitieron ayer fuentes policiales, antes de ser capturado Breivik mantuvo con la policía dos conversaciones telefónicas en las que pidió entregarse. En ambas llamadas, que se produjeron con un intervalo de casi media hora, fue Breivik el que cortó, y aunque luego un agente intentó llamarlo de nuevo, no tuvo éxito.