No es difícil diferenciar a Brent Symes. Y es que entre los surfistas que disputan el Maui and Sons Arica World Star Tour, él destaca inmediatamente por sobre el resto. Con 1,88 metros de altura y un peso de alrededor de 100 kilos, The Beast (La Bestia), se aleja completamente del prototipo de surfista.

A simple vista, puede que este australiano de 35 años sea hasta algo intimidante, pero resulta ser todo lo contrario: "Me gusta que me digan La Bestia", asegura con una  sonrisa, mientras que inmediatamente agrega: "Desde siempre he sido así de grande, he tenido ese sobrenombre por años".

Su relación con el agua ha sido eterna. Todo comenzó cuando su  padre, también surfista, lo llevaba a la playa: "Mi hermano era otro que practicaba el surf y fue él quien me lo enseñó y me llevó a mi primera ola".

Así, La Bestia se especializó en surfear olas gigantes (sobre los 20 metros) y a las cuales tiene fácil acceso en Hawai, donde reside hace cuatro años. "Además, estoy a un vuelo rápido de México o California", comenta.

Respecto a surfear estas megaolas, es tajante al asegurar que "es algo que me apasiona. Siento que puedo manejarlas y dominarlas". Eso sí, asume los altos riesgos  a los que se expone: "Es muy peligroso. Algunas olas me han tenido hundido por minutos. Pero es parte del deporte", dice. Moretones y fracturas también han sido parte de las consecuencias.

Sobre su físico inusual entre deportistas mucho más bajos y delgados, afirma que "no cuadro en absoluto con el perfil, pero en el surf todo se trata de la técnica, si la tienes, puedes surfear lo que sea, da lo mismo que tan grande sea la ola. Hay que ser ligero de pies, así, puedes surfear tan bien como un tipo delgado".

El constructor

Pero no todo es surf en la vida de Symes. Cuando no está en competencias o entrenando, se dedica a su otra pasión: la construcción.

"Disfruto tener otro trabajo cuando tengo tiempo libre, también el dinero extra no viene mal, ya que este deporte no es el más barato del mundo. Casi todo mi tiempo lo ocupo en surfear y entrenar, pero me gusta la construcción y una vez retirado me gustaría trabajar en algo relacionado a ella".

Eso ha hecho que, en parte, haya dudado más de alguna vez de si seguir surfeando: "Hay veces que digo ¿No debería conseguir un verdadero trabajo? Pero por suerte para mí el surf sí lo es y, tras pensarlo, siempre termino creyendo que sí debería seguir haciendo esto".

Eso sí, aún queda tiempo para el retiro. A pesar de su edad, cree que  todavía le queda tiempo para seguir en el alto nivel. "Creo que me quedan unos 10 años surfeando olas grandes. Después de eso uno piensa que ya es hora de renunciar, porque ya se vuelve muy peligroso; te vas poniendo viejo y tu cuerpo se vuelve lento".