Tal como ocurrió hace más de 300 años, las tensiones entre Reino Unido y España se volvieron a encender por Gibraltar. Esto, debido a que con la implementación de la salida de Reino Unido de la Unión Europea, Bruselas emitió una resolución que señalaba que ningún acuerdo sobre la futura relación entre Londres y el bloque será aplicable al peñón sin contar con el consentimiento de España, dando a este país implícitamente un derecho a veto.
Según la cadena BBC, esta era una de las posibilidades que temían los 30.000 habitantes de este enclave británico, de apenas siete kilómetros cuadrados y cuya única frontera terrestre es con España, y lo que explica que en el referendo sobre la salida de Reino Unido de la Unión Europea el 95,9% de los ciudadanos de Gibraltar votó a favor de permanecer dentro del bloque comunitario.
Y como era de esperar Londres no tardó en reaccionar, al punto que algunos altos cargos británicos llegaron a afirmar la posibilidad de que se desatara una guerra.
"Hace 35 años otra mujer, primera ministra, hizo cruzar medio mundo a una fuerza militar para defender la libertad de otro pequeño grupo de británicos" (refiriéndose a la Guerra de las Malvinas de 1982) con lo que "estoy absolutamente seguro de que nuestra actual primera ministra exhibirá el mismo aplomo a la hora de defender a nuestra gente en Gibraltar", dijo el ex líder del Partido Conservador británico, Michael Howard.
El 29 de marzo, la primera ministra de Reino Unido, Theresa May, envió una carta al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk para invocar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que permite a los países integrantes de la UE abandonar la organización. En esa misiva, la mandataria no mencionó a Gibraltar, una circunstancia que el líder socialdemócrata Tim Farron consideró "un error estratégico grave".
En sus comparecencias a la prensa, May se rió de los llamados a un enfrentamiento bélico y aseguró que en las negociaciones del Brexit buscará asegurar "el mejor acuerdo posible en comercio y otros asuntos" para la futura relación de Reino Unido y Gibraltar con la UE.
"Lo que estamos haciendo con todos los países de la UE es sentarnos a hablar con ellos. Vamos a estar hablando con ellos acerca de cómo conseguir el mejor acuerdo para Reino Unido y para esos países, incluyendo a España", agregó.
Por su parte, el ministro de Educación y portavoz del gobierno español, Iñigo Méndez de Vig señaló que su gobierno afronta "con calma y sosegado" la negociación que pueda tener con el Reino Unido sobre el futuro de Gibraltar tras el brexit.
En medio de este contexto las aguas se volvieron a agitar luego que la gobernación del peñón denunciara el martes que un buque de la Armada española entró en sus aguas territoriales. Reino Unido reclama tres millas marinas alrededor del Peñón, pero España asegura que esas aguas son suyas.
Un día después las autoridades de Gibraltar denunciaron que España reforzó los controles en la frontera generando grandes atochamientos "en respuesta" al aumento de las tensiones entre Madrid y Londres.
Unas 10.000 personas entran diariamente a trabajar en el Peñón, que depende de su pequeña frontera terrestre con España para comerciar y recibir visitantes y trabajadores.
Gibraltar pasó a manos británicas en 1713, cuando España lo cedió por el Tratado de Utrecht, que puso fin a la larga Guerra de Sucesión Española. Durante mucho tiempo España ha intentado recuperarlo o, al menos, compartir la soberanía sobre el Peñón con Reino Unido.